Personal de la Seremi de Energía, la Subsecretaría de Telecomunicaciones (Subtel) y vecinos del sector norte de Iquique coordinaron una inspección para ejecutar un plan piloto destinado a retirar los escombros aéreos que obstaculizan la visibilidad y afectan la seguridad pública.
Esto es parte de una iniciativa surgida en el marco de la Mesa de Retiro Cables en Desuso, que lidera la seremi de la cartera de la región de Tarapacá, Séfora Sidgman, junto a su par de Transportes y Telecomunicaciones, Roderick Solís.
El procedimiento efectuado en terreno marcó también el punto de partida de una serie de acciones planificadas para eliminar los cables en desuso en la capital regional, que representan un riesgo para la ciudadanía y afectan la imagen de la ciudad. Durante la inspección, los equipos técnicos y dirigentes sociales identificaron las áreas donde estos cables representan un peligro y obstaculizan el desarrollo urbanístico.
Al respecto, la presidenta de la Unión Comunal Norte y miembro del Consejo de la Sociedad Civil de Energía en Tarapacá, Alicia Naranjo, expresó que «este plan piloto busca sacar los cables en desuso, tras un trabajo previo de coordinación con las instituciones de los distintos sectores que participan en la mesa. El trabajo busca coordinar las primeras aproximaciones a esta iniciativa, que se irá replicando en otros sectores y así evitar que sigan colgados cables que dificultan la visión aérea».
En ese sentido, Sidgman añadió que esta acción fue posible gracias a la coordinación de los distintos actores que son parte de esta mesa de trabajo «y nos permite planificar la forma en cómo iremos avanzando para garantizar un retiro seguro y eficiente de estos cables, priorizando un entorno urbano seguro y estéticamente agradable».
Agregó que «este es un primer paso de una serie de intervenciones que esperamos coordinar junto a las empresas de telecomunicaciones y eléctricas, dado que son ellos los encargados de retirar sus cables».
Finalmente, Solís aseguró que «retirar la basura aérea de las calles permite mejorar la apariencia de los barrios, propiciar espacios más seguros y, además, disminuir las posibilidades de que se genere un siniestro vial producto de los cables que cuelgan de los postes y/o alumbrado público».