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Gerente de Colbún y la crisis eléctrica: «Es bueno que el Estado tome el liderazgo y que se juegue porque las cosas se hagan»

Abr 7, 2014

¿HidroAysén y su deambular por el Comité de Ministros? "Más que evaluarlo, lo que queremos es que la institucionalidad funcione y eso hemos buscado siempre. Cuando deja de funcionar ponemos en riesgo no sólo la situación específica, sino todas aquellas que vienen detrás", opina Ignacio Cruz.

(La Segunda) «Soy optimista por naturaleza». Así responde el gerente general de Colbún, Ignacio Cruz, cuando se le pregunta por sus proyecciones para el sector eléctrico este año. Los pronósticos de un invierno más lluvioso le sacan una sonrisa, aunque, para asegurarse, «hay que prender velas a San Isidro», bromea.

Igual de optimista se plantea con el arribo de Máximo Pacheco al Ministerio de Energía. «Llegó con una actitud que considero fundamental, de dialogar y construir con todos los actores del sector. Nuestra visión del negocio es así», opina.

Cruz llegó hace dos años a la generadora del Grupo Matte, pero su paso por la minería -fue gerente general de Los Pelambres, mina de los Luksic-, le entregó más de una lección que puede aplicar en el negocio eléctrico, dice. El principal es que los proyectos deben conversarse desde el día uno con la comunidad

«Hoy las cosas ya no las hacen los que saben más, porque nadie en realidad sabe más, sino que se hacen en conjunto. Tenemos que construir nuestro negocio con las comunidades y, bueno, las autoridades tienen que construir también las regulaciones y las políticas en conjunto con la comunidad y los actores relevantes del sector».

– ¿Cuánto debería durar este período de diálogo y de escuchar para llegar a acuerdos?

-No seré yo quien le ponga plazos al ministro, pero los diálogos hay que hacerlos hasta obtener los resultados que se requieren, y para eso hay que tener la decisión de avanzar, y cuando los diálogos se entrampen, llega el minuto de tomar decisiones. Supongo que eso hará.

Los plazos también dependen mucho de cómo se den esos diálogos. Si son lo suficientemente amplios y profundos, y la gente los enfrenta de una manera constructiva, pueden ser muy cortos, pero si se entrampan en prejuicios, no vamos a llegar a ninguna parte.

– ¿Cuál es el sentido de urgencia, esto de posible año lluvioso calma algo la situación?

-Lo primero que espero es que estas voces de año lluvioso no calmen ninguna urgencia, porque nadie nos asegura que lo será, y si así fuera, tampoco cambiaría el futuro: puede venir un próximo nuevo año seco y vamos a enfrentar los mismos problemas.

Por eso es muy importante ir avanzando y resolver pronto aquellas cosas que nos permitan que se desarrollen los proyectos que están en carpeta, que son un montón.

«Es importante incorporar la participación ciudadana temprana»

-Esta búsqueda de acuerdo que menciona solía radicarse en el Congreso, pero ahora se pone más el acento en las comunidades, ¿ve un cambio de foco en esto?

-No veo cambio en el cómo se tienen que hacer las cosas: los acuerdos deben ser lo más amplios posible y un buen escenario para la discusión es el Congreso, pero no sólo de los políticos sino también incorporando a todos los actores: los inversionistas, los actuales incumbentes y las comunidades deben poder manifestarse.

– ¿En esta búsqueda de consenso, cuáles son las definiciones imprescindibles para que el sistema funcione mejor?

-No sé si imprescindibles. Probablemente hay algunas que aportan más que otras y dependiendo del conjunto de soluciones es cómo va a funcionar. Pero me parece muy importante poder darle mayor certeza a nuestra institucionalidad, de modo que cuando un proyecto tenga aprobación, el inversionista pueda ejecutarlo con cierta certeza. Eso es fundamental para poder incorporar a nuevos actores en esa industria, quienes tienen obviamente más incertezas que los que están ya instalados.

También es importante incorporar en nuestra institucionalidad ambiental la participación ciudadana temprana . Un paso importante es que todos los proyectos tengan un diálogo anterior con las comunidades, de modo de hacer proyectos atractivos para todos.

– ¿Y estos acuerdos deberían ser vinculantes?

-Creo que sí. Así como está la resolución de calificación ambiental, que impone una serie de obligaciones y restricciones a la operación de una empresa, también puede establecer condiciones de relacionamiento con las comunidades.

– ¿Que sea una nueva etapa en los procesos de evaluación de los proyectos?

-Puede ser uno de los requisitos para la presentación de los estudios de impacto ambiental el haber establecido un diálogo con las comunidades del que se desprenda cuáles son las acciones que tendrá la compañía en relación a ellas al desarrollar el proyecto. Los proyectos bien integrados con las comunidades y que sean atractivos para ellas, no deberían tener más problemas. Se aprueban, se ejecutan y listo.

«Hoy requiere un diálogo más amplio»
– ¿Desde las mismas eléctricas no hay una crítica de cómo han sido sus procedimientos en todo este tiempo, más allá de la incertidumbre que pueda haber respecto de la institucionalidad?

-Lo he dicho en todos los tonos: hay que hacer un mea culpa, yo hago un mea culpa. Trabajando en la minería aprendí de los errores que íbamos cometiendo y yo creo que al empresariado en general le ha pasado eso. No hemos hecho las cosas de la mejor forma, pero hemos ido aprendiendo y podemos seguir aprendiendo.

Hace 10 años a nadie se le habría ocurrido iniciar un proyecto conversando con las comunidades antes de presentar un estudio. Hubiésemos tenido terror de que se subieran por el chorro. Nosotros en Colbún lo hicimos en Angostura. Y tenemos un proyecto que resultó fantástico.

-Eso sirve harto para lo local, pero cuando se trata de un proyecto como HidroAysén que es de interés nacional, ¿cuál es la solución?

-Yo le voy a hacer caso al ministro, voy a deshidroaysenizar el debate (risas)… Efectivamente creo en un modelo en el que las empresas tienen que insertarse en la sociedad y agregar valor al sistema conformado por todos sus grupos de interés. Hay proyectos que son muy pequeños y los grupos de interés son también muy localizados. Hay otros con alto impacto, que trascienden y por lo tanto hay que satisfacer necesidades de un grupo mucho mayor. En esos casos hay organizaciones que pueden representar a la sociedad civil. – ¿Y en el caso de HidroAysén, donde ya no se hizo esa consulta previa?

-Entiendo que en el caso de HidroAysén se ha trabajado bastante con la comunidad más cercana y hoy día el proyecto requiere de un diálogo más amplio para tener un acuerdo en cómo se hace… No más, ya dije mucho.

-Pero, ¿cuál es su opinión sobre la última resolución del Comité de Ministros que anuló lo del anterior?

-HidroAysén tiene la vocería de lo que pase en HidroAysén. Pero para contestar, más que evaluarlo, lo que queremos es que la institucionalidad funcione y eso hemos buscado siempre. Cuando deja de funcionar ponemos en riesgo no sólo la situación específica, sino todas aquellas que vienen detrás porque todo el mundo empieza a cuestionarse.

Cómo funciona políticamente el enredo de un Comité de Ministros, cruzado con el otro, prefiero no opinar. Vamos a establecer la forma de resolverlo una vez que tengamos todas las resoluciones sobre la mesa.

-Una de las definiciones del nuevo gobierno ha sido que el Estado juegue un rol más activo en la industria ¿cómo lee esa señal?

-Lo leo muy positivo. Se requiere un liderazgo del Estado que sea más activo y, en ese sentido, creo que ese es el camino correcto.

Que el Estado, en esta situación, tome un liderazgo para lograr que se solucionen los problemas y, como lo ha planteado el ministro, que esa solución se obtenga desde un diálogo con todos los actores relevantes.

– ¿Un rol tan activo hasta el punto de que el gobierno tramite permisos y luego licite construcción de centrales?

-Dependiendo de las situaciones. Es bueno que el Estado tome el liderazgo y que se juegue porque las cosas se hagan y no queden nuevamente entrampadas en alguna dificultad. El Estado debiera definir hasta dónde llega con qué tipo de proyectos.

-En los próximos años no entrará nueva capacidad de generación ¿cómo se enfrentará?

-Por un lado están las soluciones obvias: trabajar los temas de eficiencia energética que, si se avanza, podría ahorrar la necesidad de una o dos centrales en el plazo de cinco o diez años. En el plano de mejorar la oferta para hacer frente a esta demanda que sigue creciendo creo que hay que abocarse, en el corto plazo, a hacer el mejor uso posible de las instalaciones que hoy día tenemos y destrabando desde ya los proyectos que puedan realizarse y que sean los que queremos.

Tenemos por delante tres o cuatro años en que la situación se irá haciendo más estrecha y en la medida que esos años sean secos como los anteriores veremos los costos marginales subiendo.

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