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General Electric apaga su última ampolleta

Sep 27, 2010

Diario Financiero La fabricación de ampolletas comunes tiene sus días contados en Estados Unidos. Este mes, la última fábrica de ampolletas comunes de General Electric (GE) en el poblado de Winchester cerrará sus puertas, marcando un triste fin para el popular producto que vio la luz gracias a Thomas Alva Edison, en 1879. Durante la […]

Diario Financiero La fabricación de ampolletas comunes tiene sus días contados en Estados Unidos. Este mes, la última fábrica de ampolletas comunes de General Electric (GE) en el poblado de Winchester cerrará sus puertas, marcando un triste fin para el popular producto que vio la luz gracias a Thomas Alva Edison, en 1879.

Durante la recesión, los líderes políticos y empresariales prometieron que los avances tecnológicos, especialmente aquellos más amigables con el medio ambiente, ayudarían a detener décadas de pérdidas de empleos en el sector de las manufactura. Según estimaciones del gobierno, los incentivos a la innovación se traducirán en la creación de unos 800 mil puestos para 2012, frente a la caída de 40% en el número de plazas de manufacturas desde 1979, consignó el diario Washington Post

Sin embargo, el impulso que está dando el gobierno a estas tecnologías ha significado que las instalaciones donde se fabrica esta nueva generación de ampolletas de bajo consumo terminen yéndose al extranjero.

El Congreso de Estados Unidos aprobó en 2007 un proyecto de ley que prohibirá el uso de ampolletas incandescentes a partir de 2014. Estos implementos serán reemplazados por versiones más eficientes, especialmente por ampolletas fluorescentes compactas. Estos modelos son más elaborados, cuentan con más piezas, y requieren por lo tanto más mano de obra. Por eso tiene más sentido fabricarlas en China, donde el costo es menor.

Inversión que simplemente no cuadra

Estados Unidos fue alguna vez un precursor en fabricación de ampolletas de bajo consumo. En la década de los «70, un grupo de ingenieros de General Electric buscaba la manera de crear una ampolleta que redujera el consumo. La más adecuada eran las fluorescentes, que usan 75% menos de electricidad que las ampolletas comunes, pero el problema fue que eran más eficientes en tubos, lo que no facilitaba su utilización en lámparas pequeñas. Esto derivó en que los ingenieros tuvieran la idea de torcer el tubo y darle la forma de espiral, pero el obstáculo fue que se necesitaba mucha inversión y mano de obra, lo que en ese momento no era posible de financiar y se tuvo que dejar el proyecto para más adelante.

La compañía desarrolló un plan para ver cuánto necesitaba para readecuar la planta de producción de ampolletas comunes a una de bajo consumo. Los resultados fueron desalentadores: ni con una inversión de US$ 40 millones y automatización de por medio se podría evitar una disparidad en los sueldos y otros factores que la harían poco rentable.

Esto fue lo que condenó a la ampolleta común, lo que quedó patente en un comunicado de la compañía: «Pronto los productos de ampolletas producidas en la planta de Winchester quedarán obsoletos».

Fuente / Diario Financiero

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