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Expertos aconsejan mantener matriz energética diversificada

Ago 3, 2009

* GNL Quintero, desarrollo de la energía eólica, exploraciones geotérmicas, plantas de energía solar y gran potencial mareomotriz son parte de las apuestas que el país está haciendo ante el cierre de ductos trasandinos. Ante el dilema “seguridad o buen precio”, la lección debe estar aprendida.

(La Nación) Mientras la planta de GNL Quintero continúa con pruebas para su próxima puesta marcha, desde Argentina los envíos de gas están prácticamente en cero. Desde hace semanas no ha pasado nada del hidrocarburo por algunos de los gasoductos instalados como Gas del Sur y Atacama y los 25 millones de metros cúbicos diarios contratados hoy son sólo un recuerdo.

Todos apuestan al cambio de panorama energético una vez que entre en funcionamiento la planta GNL Quintero y, en ese aspecto, el tema del precio no es menor: el gas que se compra a los vecinos cuesta entre 20 y 13 dólares el millón de British Thermal Unit (BTU) , en circunstancias que el de la planta de la Región De Valparaíso no superará los 8 dólares, al menos con los primeros embarques y sin grandes alzas de impuestos ni cortes sorpresivos porque existe la posibilidad de comprarlo a diferentes países productores. En síntesis, energía segura y a buen precio.

Pero, qué ocurriría si en cinco o diez años más Argentina retoma la búsqueda de nuevos yacimientos de gas, elimina el control de precios, hace las inversiones necesarias y vuelve a su antigua política de exportación que convenció a Chile.

Para la economista y gerente de Estrategia de Inversiones de Econsult, Michéle Labb , de Argentina se puede esperar cualquier cosa, por lo que es posible que «puedan arreglar sus políticas económicas y en unos años más vuelvan a tener la capacidad de enviarnos gas». De ser así, hay que aprovechar la oferta pero sin olvidar la lección «y esta vez no poner en riesgo nuestra seguridad energética». A su juicio, hay que preocuparse por tener alternativas viables en caso que no haya disponibilidad desde el país vecino y eso no es otra cosa que «mantener diversificadas las fuentes de abastecimiento», cuestión que debe ser una «política país».

Para Javier Latorre, economista y académico de la Universidad Central, la clave también está en diversificar la matriz energética. «No controlamos lo que ocurre en el mercado argentino. Desde una perspectiva de mercado no debía haberse cortado la cañería, pero hay cuestiones políticas que están por sobre eso», explicó.

María Isabel González, ex secretaria ejecutiva de la Comisión Nacional de Energía (CNE) y gerente general de Energética, también cree posible el cambio en Argentina por lo que si la oferta es buena y ambos países se ven beneficiados, hay que aprovecharlo. Lo mismo con Bolivia y Perú. «La lección que debiéramos sacar es no depender demasiado de ninguna fuente ni proveedor».

En todo caso, aun cuando se consigan buenas ofertas con los vecinos, Latorre cree que se pagará un costo adicional por la seguridad de los envíos, por lo que es probable que se prefiera pagar más por la diversificación antes de comprar a un solo productor.

ENERGÍA A CORTO PLAZO

En los próximos años, las actuales condiciones energéticas que enfrenta nuestro país, podrían cambiar. Según Isabel González, «no se debe descartar ninguna alternativa que pueda resultar ambientalmente sustentable y económicamente viable, incluyendo la energía nuclear». Para ella, la energía eólica y solar, por sí solas, no podrían abastecer los crecimientos de demanda proyectados, aunque resultaran competitivas, «lo que sí pueden ser complementarias a otras fuentes», indicó.

Michéle Labb no cree existan muchas nuevas opciones disponibles para su uso, al menos en los próximos cinco años, por cuanto cualquier proceso de explotación de energía es largo. «En 5 años más podríamos estar en presencia de un nuevo abanico de oportunidades futuras de desarrollo y abastecimiento energético que hasta ahora es bastante estrecho, al menos en términos de lo que es económicamente viable. Con los altos precios del petróleo, hay mucha investigación en curso en el mundo para tener alternativas y sustitutos, pero lamentablemente, hasta ahora, ninguna de las alternativas sirve como alternativa real y viable. En 5 ó 10 años más podríamos tener la respuesta a las oraciones de muchos», puntualizó.

Fuente: La Nación.

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