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Estancamiento económico y escándalo de Petrobras complican mandato de Rousseff

Feb 9, 2015

El mayor problema de la presidenta es que el escándalo de la petrolera se suma a una tormenta perfecta que está ganando fuerza en el primer año de su segundo mandato.

(Diario Financiero) Hace apenas tres meses, cuando logró ser reelegida por el margen más estrecho en unas elecciones presidenciales en Brasil desde 1985, Dilma Rousseff afirmó ser consciente del complicado panorama económico y social con que iniciaba el segundo mandato, pero es posible que no imaginara hasta qué punto la confluencia de factores dificultarían la labor.

Al estancamiento económico, con un crecimiento en punto muerto en 2014 y los expertos señalando que el país entraría en recesión este año, se suma una sequía histórica, una ampliación del déficit y una inflación disparada que apunta a nuevas alzas en la tasa referencial Selic para mantener los precios controlados, lo que pesaría aun más sobre el crecimiento del país.

Pero la crisis económica no es el único frente que está socavando el apoyo a Rousseff.

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A 39 días de prestar juramento para su segundo mandato, resurgen las voces que piden su dimisión a consecuencia del escándalo de corrupción de la petrolera estatal Petrobras y miembros de su grupo, Partido de los Trabajadores, insinúan que la oposición estaría «flirteando con un golpe de Estado», consignó Bloomberg.
La mancha de petróleo

La sospecha del PT es consecuencia de una columna de opinión publicada la semana pasada en el diario más leído de Brasil donde se argumentaba que existe fundamento para un proceso de destitución. La publicación la habría pedido el abogado que representa al ex presidente Fernando Henrique Cardoso, del grupo de oposición Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB).

Como reacción a la columna, se convocaron manifestaciones en al menos cuatro ciudades del país para pedir la destitución de la presidenta.

El escándalo de Petrobras, que comenzó como una investigación sobre lavado de dinero y ha derivado en la renuncia de su presidenta, María da Graça Foster, es una amenaza tanto para Rousseff, que presidió la compañía durante más de siete años antes de llegar a la presidencia, como para la economía brasileña, ya que las repercusiones del caso están golpeando a algunos de los principales sectores empresariales del país.

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Al colapso de las acciones de Petrobras, que han perdido casi un 65% desde septiembre, se suma la perdida de acceso a los mercados de crédito hasta que publique sus resultados auditados de 2014, algo complicado ya que no hay conciencia sobre cuánto ha sido lo defraudado. El contagio se ha extendido a las empresas contratistas en la industria de la construcción y a los bancos que las financiaron, en un año en que la economía se ve amenazada por la recesión.

Según la publicación británica Financial Times, el mayor problema para Rousseff es que el escándalo se suma a una tormenta perfecta que está ganando fuerza.
La sombra de la recesión

El gobierno trata ahora de revertir los años de generosidad fiscal con un programa de austeridad que equilibre el balance presupuestario. Pero en el actual contexto de malestar derivado del escándalo, es posible que aplicar recortes a los beneficios laborales y de pensiones no sea bien recibido.

Rousseff defendió que los ajustes no provocarán una recesión y que son necesarios para un crecimiento a largo plazo. Los pronósticos y las primeras cifras del año, sin embargo, muestran que el efecto positivo de las medidas no se dejará sentir en 2015.

El FMI estima un crecimiento económico casi plano, 0,3%, para este año, pero muchos economistas ven posible que entre en recesión. La inflación creció en enero a su ritmo más alto en doce años, llegando a 7,14% anual por sobre el techo del rango meta de 6,5%, empujada por el alza en la tarifa eléctrica y del transporte público.

Para los economistas, la presión sobre los precios es tan alta que la inflación podría permanecer sobre 7% durante 2015.

En enero incrementó también rápidamente el precio de los alimentos, a 1,48%, empujado por la severa sequía que afecta al sureste del país y que, además de cortes de agua, genera problemas eléctricos ya que gran parte del abastecimiento nacional depende de las hidroeléctricas de esta región cuyos embalses están por debajo del 20%.

Los rendimientos de los futuros de las tasas subían el viernes en Sao Paulo a medida que los inversionistas apuestan a que el emisor seguirá elevando los tipos para mantener controlados los precios. La tasa Selic está en 12,25%, después de tres subidas consecutivas. «La palabra ‘destitución’ sin duda va a escucharse más», dijo a Bloomberg Joao Augusto de Castro Neves, analista de Eurasia Group. «Enfrentará serias dificultades, especialmente en la segunda mitad de este año».

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