(Pulso) Cuando Barack Obama, el presidente de Estados Unidos, anunció en junio un plan para equipar a 99% de los alumnos de las escuelas estatales con una mejor conectividad de banda ancha, en un esfuerzo por aumentar el nivel de educación, estaba subrayando el hecho de que las futuras generaciones necesitan habilidades tecnológicas avanzadas para sobrevivir y prosperar en el siglo 21.
Este enfoque garantiza que el negocio de las TI en la educación es un problema de proporciones mundiales, pero una conexión rápida a internet no es el único requisito.
Muchos argumentan que los sistemas de educación de todo el mundo le están fallando a los estudiantes, a los empleadores y a la sociedad. Los desafíos incluyen actualizar los planes de estudios – que algunos consideran no cumplen con las necesidades de conocimiento de los jóvenes – la baja graduación y las altas tasas de deserción de muchos países. En EEUU, por ejemplo, el 46% de los estudiantes universitarios no se gradúan dentro de seis años y los profesores simplemente no tienen el tiempo para personalizar la experiencia educacional y comprometerlos más.
Los empleadores también están preocupados. En una encuesta realizada por el Chronicle of Higher Education, con sede en EEUU, la mitad de los encuestados dijo que tenía problemas para encontrar a recién graduados calificados para ocupar puestos – conclusiones que han hecho eco en las encuestas de todo el mundo.
John Baker, director ejecutivo de Desire2Learn, un proveedor de herramientas de aprendizaje basadas en la nube, dice: “si bien se ha aprovechado la tecnología para automatizar tareas simples y para la productividad en la gestión, no ha abordado los temas más importantes de crear una atractiva experiencia de aprendizaje, mejorando resultados en general y reduciendo las tasas de deserción escolar.
Baker es parte de un grupo cada vez más grande de empresarios que creen que la tecnología es la clave para resolver muchos de los problemas que enfrentan los proveedores de educación y las instituciones. Ellos argumentan que la educación está al borde de una revolución digital – uno potencialmente de tan largo alcance y disruptivo como aquellos que ya se han extendido a través de otros sectores, como los medios de comunicación, entretenimiento y servicios financieros.
Los signos evidentes de esta revolución son los computadores portátiles, tablets y pizarrones digitales ampliamente disponibles en las salas de clases de los países desarrollados. La verdadera innovación, sin embargo, está en el software y la prestación de servicios de educación, y en las herramientas analíticas que la sustentan.
Chris Davia, director de tecnología de la empresa de educación online ConnectEDU, dice: “Los colegios necesitan herramientas mucho más sofisticadas de lo que muchos utilizan hoy para empoderar a los profesores a mejorar su instrucción.
Fuente / Pulso