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Distribución en jaque

Ago 28, 2013

Cuando las miradas en materia de energía se concentran en lo que está pendiente y que se intenta resolver en términos de generación y de transmisión, a la postre hoy los principales temas en discusión, sobre todo cuando la producción y el transporte de la electricidad viven un momento clave, que tiene que ver con […]

Cuando las miradas en materia de energía se concentran en lo que está pendiente y que se intenta resolver en términos de generación y de transmisión, a la postre hoy los principales temas en discusión, sobre todo cuando la producción y el transporte de la electricidad viven un momento clave, que tiene que ver con la urgente materialización de infraestructura, nueva normativa y su validación social, es entendible que varios otros asuntos puedan pasar desapercibidos. Esto, hasta que se presentan algunos inconvenientes en otros segmentos que desnudan problemas en materia de planificación en el sector energético.

Uno de ellos es el de Distribución, el que por años ha estado ajeno a las polémicas principalmente por su óptimo funcionamiento y buen desempeño por parte de las compañías que integran el negocio. Sin embargo, desde hace algunos meses las luces de alerta se encendieron para este sector, de la mano de los procesos de licitación de suministro eléctrico que se adjudican por bloque, de acuerdo con un precio de oferta, por parte de las empresas de generación.

Mientras la electricidad dependía de la generación a base de gas natural argentino, que garantizaba un precio estable y razonable, la licitación de los contratos por ciertos periodos de años resultaba exitosa. Sin embargo, la actual situación es diametralmente opuesta. Sin el gas natural como combustible principal, con un escenario hidrológico adverso y de la mano de una dependencia de combustibles fósiles como el carbón, sumado a que las generadoras (las existentes en el mercado, de nuevas ni hablar) hoy están presentando ofertas considerando el precio marginal; por consiguiente un valor elevado principalmente en el SIC, ha sido frecuente en consecuencia que ciertos procesos se declarasen desiertos al no conseguir un precio de compra y venta de energía que satisficiera tanto a los productores de energía como a las compañías responsables de suministrarla a los clientes finales. Si bien se podría considerar que al tratarse de un bien común (la electricidad) existe casi una obligación de llegar a un acuerdo, lo cierto es que la preocupación está instalada en las distribuidoras, porque no han logrado “amarrar” el suministro para importantes bloques de energía a futuro, los que se extienden –en su mayoría– por varios años. ¿La razón?, hay consenso en que contratar energía a largo plazo cuando hoy la electricidad presenta un precio excesivamente elevado gracias a las condiciones de compra y venta de los combustibles utilizados para su producción, no genera las condiciones necesarias para que sea un negocio.

Lo complejo es que de acuerdo con lo planteado, el modelo que en su tiempo fue exitoso hoy no está funcionando, poniendo en riesgo el precio del suministro eléctrico para los clientes finales, en su mayoría residenciales. Hay quienes postulan que la metodología que hoy rige no representa el actual momento del sector, donde no se han considerado importantes variables. Es en ese contexto que el llamado urgente es a resolver una contingencia que se presenta con una seria inseguridad para el cliente domiciliario, al cual se le está poniendo en riesgo la posibilidad de contar con un suministro eléctrico estable.

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