Un tema relevante para el desarrollo es asegurar energía eléctrica confiable y al mejor precio, conforme a lo previsto por la ONU en el ODS 7, “Garantizar el acceso a una energía asequible, fiable, sostenible y moderna para todos”, entendiendo que la energía es el motor del desarrollo para que funcionen de manera adecuada la economía, industria, comercio, educación y servicios.
Según cifras de Acera A.G., la participación de ERNC acumulada del año 2023 hasta junio, corresponde al 36,1% de la matriz eléctrica, mientras que la capacidad instalada de ERNC al sexto mes del año alcanza el 42,8%, superando a la generación de fuentes térmicas, que llegan al 37%. En otras palabras, Chile se posiciona hoy como un país privilegiado en generación de energías renovables y está alcanzando un grado de madurez tal que permite anticipar y delinear escenarios futuros que hace una década veíamos como utopías.
Si hoy el país está iniciando el “segundo tiempo de la transición energética”, liderado por el Ministerio de Energía, desde la Comisión de Integración Energética Regional (CIER) queremos colaborar para sentar las bases del “tercer tiempo” de este proceso. Esto es, promover e impulsar la integración del Sector Energético Regional, con énfasis en la interconexión de los sistemas eléctricos y los intercambios comerciales, la cooperación entre empresas y organismos públicos, la gestión del conocimiento y la promoción de negocios sustentables. Y, para ello, en los próximos meses concretaremos la reapertura del Comité Nacional Chileno de la CIER (Chicier).
Diferentes estudios dan cuenta de la importancia de las interconexiones, que permiten aprovechar la amplia incorporación de renovables, avanzar en complementariedad hidrológica, optimizar recursos y hacer frente a la afectación por fenómenos climáticos, incrementando así la confiabilidad en la prestación del servicio de energía eléctrica a los ciudadanos, requisito vital para el desarrollo de las economías de la región.
A esto se suma la necesidad de optimizar los recursos disponibles de generación y aumentar la capacidad de transmisión, como sector habilitante vital para llevar la energía de las nuevas fuentes a los centros de consumo.
Pero estos proyectos requieren la participación y coordinación de los gobiernos, reguladores, planificadores, operadores de los sistemas, administradores del mercado, banca y organismos multilaterales, todos comprometidos con seguir escalando la transición energética a nivel regional. Necesitamos una mirada global, una coordinación que nos permita aunar fuerzas y criterios alineados con los desafíos del planeta y acorde a las necesidades de la región. Ese es el rol que cumplirá el Chicier, como entidad articuladora de la integración energética de Chile en Latinoamérica.