La jornada de ayer fue agitada en el piso 9 de Teatinos 120. A las 9 de la mañana comenzaron a transitar por la oficina de la ministra de Minería y Energía, Karen Poniachik, todos los protagonistas del episodio que aún hoy tiene en jaque al Gobierno: el error al informar el alza de las cuentas de luz.
Durante el día, la ministra se reunió con el secretario ejecutivo de la Comisión Nacional de Energía (CNE), Pablo Serra, la subsecretaria de Minería, Marisol Aravena, y los jefes del área eléctrica (Claudio Espinoza), de combustibles (José Antonio Ruiz), de asuntos internacionales (Carlos Piña) y jurídica (Caludio Gambardella).
Tras estas citas un aspecto quedó claro: ninguno de los jefes de área del organismo será removido de su cargo. Aunque Poniachik no quiso profundizar en esta decisión, sí señaló que «aquí no hay ninguna duda sobre la capacidad técnica de todos y cada uno de los integrantes de la CNE; lo que hay, es un procedimiento que fue poco riguroso y es lo que estamos evaluando».
Es que desde el Gobierno señalan que la idea fue tratar de calmar los ánimos dentro de los técnicos, sobre todo por las fuertes divisiones internas que existen hoy en el organismo en relación al «factor Serra». Y, además, tratar de mantener el trabajo en marcha, sobre todo pensando en que a fin de mes se define una etapa clave del proceso de licitaciones de suministro de las eléctricas.
Es precisamente la continuidad de Serra la que aún está pendiente. Si bien Serra contaría con la venia de Poniachik para seguir en el cargo, el asunto no es visto con buenos ojos por parte de algunos ministros políticos, que no vieron con buenos ojos la defensa que recibió Serra desde el sector privado.
Con todo, de acuerdo al análisis de expertos, el cómo se ha manejado esta crisis -poniendo en entredicho la continuidad de Serra por varios días- podría generar efectos negativos para la presencia de funcionarios técnicos capacitados dentro del Gobierno. Aseguran que como el secretario de Energía no cuenta con un partido político que lo respalde, ha recibido la crítica dura de parte del mundo político, lo que genera también que las autoridades de primera línea no se «quemen» asumiendo este tipo de costos.
Esta actitud podría generar dudas, dicen, entre los profesionales capacitados, sin aspiraciones políticas y que hoy están en «segunda línea» en caso de verse enfrentados a un episodio similar. Sobre todo porque en otros casos de errores comunicacionales de parte de ministros o incluso presidentes no ha habido sanciones de ningún tipo.
En el centro de la polémica
La polémica ha sido protagonista de la historia de la CNE en los últimos 7 años. En 1999, el organismo se vio en medio de las fuertes discrepancias entre quien era su secretaria ejecutiva, María Isabel González, y el ministro de Energía de la época, Óscar Landerretche, por el método de cálculo de precio nudo, y que terminó con la renuncia de González.
La historia se repetiría en 2003, cuando el ministro de Economía, Jorge Rodríguez, y la titular de la CNE, Vivianne Blanlot, se enfrentaron duramente por las visiones opuestas que tenían sobre el desarrollo de la matriz energética futura del país. Mientras Blanlot apostaba por una matriz más diversificada y menores márgenes para las generadoras, Rodríguez creía más eficiente dejar actuar al mercado. Finalmente, Blanlot -hoy ministra de Defensa- presentó su renuncia al cargo.
Fuente: Emol.