(La Tercera) Durante el día de ayer, el movimiento en las oficinas de calle Tegualda no paró. A primera hora, los asesores más cercanos a Michelle Bachelet -Rodrigo Peñailillo, Alberto Arenas y Robinson Pérez- se reunieron en las dependencias ubicadas en el barrio Italia en una jornada que estuvo marcada por las especulaciones respecto de la inminente designación del gabinete.
“Les dije que les vamos a avisar con tiempo”, señaló la propia mandataria electa a la prensa apostada en las afueras del comando, tras abandonar el lugar cerca de las 21 horas.
Fuentes cercanas al comando señalaron, sin embargo, que la presentación de los ministros se realizará hoy, en una ceremonia en el Hotel San Francisco, en el centro de Santiago.
La jornada de Bachelet en calle Tegualda comenzó ayer a las 10:50 de la mañana, cuando se sumó al grupo de asesores que a esa hora trabajaba en el ex comando presidencial.
De manera paralela, los encargados de avanzada y producción, liderados por María Angélica Alvarez y Eugenia Paris, se mantuvieron durante gran parte del día trabajando en lo que será la ceremonia de oficialización de los 23 ministros que acompañarán a Bachelet a contar del próximo 11 de marzo.
Pese a que los nombramientos se realizarán dentro de las fechas comprometidas por la presidenta, durante las últimas horas, al interior de los partidos de la Nueva Mayoría, ha crecido la incertidumbre por la dilatación en la entrega de la nómina final.
Y es que, tal como ha sido la tónica de los últimos meses, Bachelet ha manejado en estricta reserva tanto los nombres de las futuras autoridades como la fecha de la designación, replicando así el modelo aplicado en 2006 cuando la ahora presidenta electa notificó sólo horas antes a las diferentes colectividades respecto de su futuro gabinete.
En este caso, sin embargo, el compromiso de Bachelet de oficializar al mismo tiempo las nominaciones de ministros, subsecretarios e intendentes alargó el proceso.
A esto, aseguran en el círculo de la ex mandataria, se sumaría el intenso trabajo de revisión de los antecedentes e información de las futuras autoridades para evitar nominar a personas que podrían tener conflictos de interés o problemas financieros e incluso legales que pudieran empañar al equipo de Bachelet.
Presión DC
Con el paso de las horas y el vencimiento del plazo autoimpuesto -el fallo de La Haya del próximo lunes- el restrictivo silencio de Bachelet y su entorno aumentó la tensión entre las dirigencias de los partidos de la Nueva Mayoría. Aunque en círculos opositores reconocen que la mandataria electa no ha dado margen de acción a las cúpulas partidarias en la designación de sus ministros, la poca información que ha deslizado hacia las directivas de las colectividades, hoy opositoras, han agudizado el debate sobre los nombres que Bachelet baraja para su primer gabinete. El principal foco de tensión se ha instalado en la configuración del comité político del próximo gobierno.
La figuración de nombres del PS, PPD e incluso independientes en desmedro del partido que dirige Ignacio Walker, ha atizado el debate, según versiones calificadas de la Nueva Mayoría.
Es que si bien la ex vocera del comando de Bachelet, Javiera Blanco, ha sido mencionada como integrante del equipo político de Palacio (en Segegob), en la DC no considerarían su opción como propia. La posición del partido ha tensionado la trama final del gabinete por la necesidad de asegurar a sus cartas, como Jorge Burgos y René Cortázar, entre otros.
Otra opción de la colectividad es arribar a Cancillería, otra cartera que ha demorado la designación y que ha abierto un intenso espacio de debate entre los partidos.
PS debate nueva Constitución
Hasta la sede del Partido Socialista llegaron ayer Ricardo Solari y Camilo Escalona. En medio de las especulaciones respecto de la posible llegada de ambos al futuro gabinete de Michelle Bachelet, los dos participaron de un foro en la escuela de verano Manuel Almeyda, el que estuvo centrado en abordar el futuro programa de gobierno.
En este marco, ambos abogaron por los caminos institucionales para una nueva Constitución. “Exige plantear los mecanismos existentes en la Constitución (…) Lo otro tiene otro nombre: revolución”, dijo Solari.
“Siento que debemos asegurar el éxito de nuestro proceso transformador sin dar excusa ninguna para que (la derecha) vuelva a sacar del clóset la amenaza de una regresión autoritaria”, agregó Escalona.