(El Mercurio) La semana pasada, el emprendimiento chileno VACuCh fue destacado en el Future Agro Challenge, una iniciativa que premia al mejor agronegocio del año y que se desarrolló en el marco del Global Entrepreneurship Congress de Medellín.
Creado por Nicolás Morelli y Juan Ignacio Ojeda, se trata de un dispositivo antibacteriano hecho de cobre que combate la mastitis en bovinos y que, como todos los premiados, tiene un alto grado de innovación.
Proteger la originalidad del producto, eso sí, no ha sido tarea simple. Morelli explica que desde el momento en el que entendieron que su pezonera de ordeña era una solución que no existía en el mercado global, decidieron protegerla, presentando una solicitud de patente de invención ante el Inapi. «Es un tema que no manejábamos en lo absoluto al comienzo. El área de propiedad intelectual es todo un mundo dentro de las leyes y contempla conocer las leyes nacionales, pero también las internacionales. Es importante entender la lógica de los tratados comerciales mundiales (PCT, tratado de París) para poder hacer una buena estrategia de patentes», comenta.
Agrega también que la redacción de la patente es una tarea compleja, por lo que recomienda buscar la asesoría de expertos, no solo de abogados, sino que también de técnicos relacionados a la tecnología que se está patentando. En su caso, por ejemplo, los apoyó la empresa CORBIO-Q y el estudio de abogados Andes IP.
No todos patentan
Según los datos de Inapi, en el año 2015 en Chile se presentaron 3.805 solicitudes de patentes, mientras que otras 1.517 fueron finalmente registradas. El proceso completo demora, en promedio, 4,5 años y, al parecer, no todos los emprendedores optar por hacerlo.
Así lo muestra, por ejemplo, un estudio que analizó a los 120 ganadores del Premio Nacional de Innovación Avonni y determinó que solo un 60% de los galardonados tenía patentado su desarrollo al momento de postular al premio.
Según comenta la directora ejecutiva de Avonni, Isidora Undurraga, el informe también muestra que en categorías como salud, alimentación e industria, el 100% de los ganadores cuenta con patentes. «Es necesario educar de forma más intensa sobre lo relevante que es patentar o buscar algún resguardo que proteja nuestras creaciones. Me ha tocado oír un par de veces que patentar es caro, que es un proceso lento, pero creo que existe poca información y disposición a buscar cuál es el camino más idóneo a la hora de proteger una creación», agrega la ejecutiva.
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