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Argentina: cortes de luz acentúan conflicto social y revelan falta de inversión energética

Dic 27, 2013

Con una ola de calor récord, el colapso de la capacidad energética de la capital por la alta demanda generó masivas protestas y una aguda tensión entre el gobierno y las eléctricas.

(Pulso) Cuando el ruido de las protestas policiales empieza a apagarse, otro conflicto social vuelve a encenderse en Argentina. Esta vez, los cortes de luz que sufren los habitantes de Buenos Aires y de sus alrededores desde hace dos semanas, han provocado protestas y piquetes. Muchos celebraron esta Navidad a la luz de las velas.

¿La razón? Las altas temperaturas- que superan los 38°C y marcaron el mes más caluroso de los últimos 43 años- , elevaron el consumo energético en la mayoría de los hogares para combatir el calor y colapsó el suministro eléctrico, lo que ni las autoridades ni las eléctricas han podido solucionar.

Los vecinos de los barrios porteños afectados cortaron ayer la autopista Dellepiane, mientras en la capital permanecían 75 esquinas sin semáforos.

«La crisis social continúa siendo, como durante todo diciembre, el conflicto más importante en lo inmediato. Esta crisis- que en la primera quincena del mes se manifestó con fuerza en la huelga policial más extendida de la historia- , se ha trasladado ahora a las protestas por los cortes de energía y la puja salarial», escribió en una columna el director del Centro de Estudios Nueva Mayoría, Rosendo Fraga.

Además de protestas y piquetes, este conflicto ha suscitado roces entre el gobierno y las empresas eléctricas.

El jefe de gabinete, Jorge Capitanich, incluso amenazó con estatizar a las eléctricas si no solucionaban el problema de suministro. «Si no están dispuestos a prestar el servicio como la gente merece, estamos dispuestos a hacernos cargo del servicio», afirmó.

En tanto, el ministro de Planificación, Julio De Vido, ratificó ayer que el gobierno seguirá «velando para que las empresas distribuidoras de electricidad cumplan con el contrato de concesión y resuelvan los problemas de corte de luz.

La infraestructura de distribución eléctrica está en crisis por la falta de inversiones. Las principales eléctricas de la capital, Edenor- propiedad de la argentina Pampa Energía- y Edesur- controlada indirectamente por la chilena Enersis-, reclaman al gobierno la actualización de las tarifas, que están congeladas desde la crisis económica de 2001, en momentos en que la inflación acumulada bordea el 30%, constató Reuters.

Problema Estructural. «La enorme cantidad de subsidios que el Estado transfiere al sector eléctrico para que siga funcionando no alcanza para generar las inversiones necesarias para satisfacer la demanda», dijo a PULSO el analista de la consultora Poliarquía, Nicolás Solari, para quien el problema energético es de carácter estructural y demandará importantes inversiones para su solución. «Esta situación tiene un fuerte correlato en los índices de aprobación del gobierno», añade.

La portavoz de Edesur, Alejandra Martínez, declaró a una radio local que «es muy difícil» brindar «un servicio de calidad», porque la tarifa «es la más baja de toda América Latina».

Solari apunta que la fragilidad del sistema eléctrico se plasma con «crudeza» desde hace años en los veranos, cuando las temperaturas son muy altas, y en los inviernos, cuando las temperaturas son muy bajas».

La empresa Edenor subrayó que hoy enfrenta la mayor demanda energética de la historia.

Tras la advertencia de nacionalización del gobierno, las acciones de las firmas del sector eléctrico retrocedieron con fuerza. Además, esta crisis no les llega en un buen momento: ambas firmas atraviesan por una delicada situación financiera: el año pasado, Edesur sufrió pérdidas de US$123,7 millones, mientras que Edenor perdió US$157,1 millones, según Bloomberg.

El gobierno de la presidenta Cristina Fernández ha nacionalizado varias empresas de servicios públicos, entre ellas una distribuidora de agua, la petrolera YPF y Aerolíneas Argentinas.

«Los rumores sobre la eventual estatización de las distribuidoras son una amenaza poco creíble y no una solución al problema, en un escenario de restricciones económicas y fuerte déficit fiscal», sentencia Solari.

La presidenta Fernández no se ha pronunciado al respecto, dado que está de vacaciones hasta el 7 de enero.

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