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81% de avance tiene la central Angostura, la única gran hidroeléctrica en obras desde Ralco

Dic 10, 2012

En ocho años no ha entrado al sistema una generadora de este tipo y, en el próximo quinquenio, no se ve otro proyecto de este tamaño tras el freno a HidroAysén.

(El Mercurio) Son 738 mil m {+3} de hormigón, equivalente a 2,4 Costanera Center, los que irrumpen en la precordillera de la Octava Región. Allí, en el límite de las comunas de Quilaco y Santa Bárbara, a 63 km de Los Ángeles y en la confluencia de los ríos Biobío y Huequecura, la construcción de la central hidroeléctrica Angostura llega a su recta final con un 81,4% de avance.

Con 316 MW de potencia instalada, en octubre de 2013 este proyecto de Colbún será el primero sobre 300 MW que encenderá sus turbinas tras Ralco (640 MW), de Endesa, inaugurado en septiembre de 2004, unos 50 km aguas arriba del Biobío, y la última de las grandes centrales construida.

No sólo han pasado ocho años desde el último proyecto de esta envergadura en el país. Al menos, durante el próximo quinquenio no habrá otro similar: no hay grandes hidroeléctricas en construcción e HidroAysén, con sus cinco centrales y 2.750 MW de capacidad de generación, está actualmente frenado. «Esta central que construimos acá en Biobío hará historia en la década», recalca Leonardo Díaz, gerente de Proyecto de Angostura.

Con US$ 671 millones de inversión, la obra está a cargo del Consorcio Angostura -compuesto por la italiana Impregilo y la chilena Fe Grande- e inyectará 1.542 GWh (Gigawatts/hora) de energía media anual al Sistema Interconectado Central (SIC). Aportará así con el 3% del flujo de este tendido que abastece al 90% de la población del país, y con una generación de energía equivalente al consumo de 200 mil habitantes.

Aprovechar el verano
El proyecto del grupo Matte partió en febrero de 2010 y el terremoto de ese mes los sorprendió abriendo caminos interiores, por lo que no hubo mayor impacto. Tampoco enfrentó protestas medioambientales, pues aunque se articuló un grupo en contra, su acción ha sido escasa y no ha generado retrasos.

Hoy hay más trabajo simultáneo que nunca, con un peak de 3.500 trabajadores (32% de la zona) que aprovechan el verano para terminar las obras civiles.

Se debe terminar la construcción de 4,2 km de una docena de túneles, de 1,6 km de pretil que contendrá el embalse por un extremo, de la caverna de máquinas y de la presa. Esta última, de 60 m de alto y 160 m de largo, ya da forma a los vanos de las seis compuertas de la central, que inundará 641 ha (180 ha del cauce actual) en 5 km por el río Huequecura y 16 km por el río Biobío.

Serán 100 millones m {+3} que se empezarán a embalsar en junio próximo, lo que puede tardar hasta 25 días según el caudal. Un volumen que representa sólo el 8% de los 1.300 millones m {+3} que requirió Ralco para formar su lago, que inundó 3.500 ha.

“Tendremos una cota de operación que varía un metro, entre los 317 metros sobre el nivel del mar y 316 m.s.n.m., lo que le da mucha estabilidad como embalse y hace factible el desarrollo turístico», dice Díaz. Para esto último se proyecta un mirador, un sendero y permitir que los visitantes crucen la presa y conozcan la operación.

Con 33 m de ancho, 150 m de largo y 55 m de profundidad, la caverna de máquinas de esta central subterránea es la más grande de los proyectos hidroeléctricos del país.

Allí, hoy se montan los equipos (38% de avance), donde las tres turbinas (dos de 135 MW y una de 46 MW) son las estrellas. La primera unidad comenzará a generar en octubre del próximo año y dos meses más tarde estarán las tres en funcionamiento.

Inundación por embalse lleva a relocalizar a 46 familias
Con la construcción del proyecto en tierra derecha resta terminar con el proceso de relocalización de 46 familias -130 personas- que verán inundadas sus viviendas, 40 de las cuales ya dejaron sus predios.

El proyecto Ralco fue un fantasma que llevó a Colbún a reforzar su trabajo con la comunidad, sobre todo en la tarea en curso de llegar a acuerdo con dichas familias, y con otros 88 propietarios que no residen en la zona, pero que verán inundada parte de sus tierras.

«Llevamos este proyecto a la comunidad un año y medio antes de que se anunciara por la prensa. Por eso este proceso ha sido más tranquilo, menos traumático y más armónico de lo que fue la «guerra de Arauco» de Ralco», dice Leonardo Díaz, en alusión a las protestas de pehuenches y ambientalistas por la construcción de ese proyecto en Alto Biobío.

Aún falta relocalizar a seis familias, cuatro de las cuales se identifican como indígenas, aunque para Díaz no hay tal reconocimiento estatal. Ellos exigen que además de una casa (de entre 56 m {+2} y 136 m {+2} ), un predio (de mínimo 2,5 ha), el pago por el terreno y otros beneficios, se les pague por dejar sus casas.

Cuatro de estas familias, además, fueron reasentados por la central hidroeléctrica Pangue, la primera que hace 15 años se instaló en el río Biobío. «Las personas con las que estamos conversando definieron su tema económico. Ya le dieron un valor, y lo que quieren es una indemnización», dice Díaz, y acota que en eso no transarán. «Todavía tenemos por delante seis meses (antes del embalse), y hay mucha conversación», asegura el ejecutivo.

Fuente / El Mercurio

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