El desafío de lograr un acceso económico, confiable y ambientalmente sustentable a la energía motiva que diversas organizaciones necesiten acelerar la definición de soluciones de generación y transmisión, proyectos para mejorar la utilización de la energía, e instrumentos de política pública.
Estas soluciones involucran aspectos técnicos, económicos y sociales que requieren el apoyo de personas internas y externas a la organización. Sin embargo, diversos factores están afectando el posicionamiento de soluciones relacionadas al ámbito energético, entre ellos la definición ambigua de requerimientos de diseño, procedimientos de desarrollo y de evaluación.
Los factores mencionados tienen su mayor influencia en etapas tempranas, donde generalmente se carece de un proceso sistemático de definición de la solución, lo que genera un nivel de ambigüedad e incertidumbre que restringe la validez de un análisis tecno-económico.
Es necesario reforzar actividades enfocadas a reducir ambigüedad e incertidumbre durante el diseño de soluciones. Estas actividades deben asegurar el cumplimiento de exigencias normativas en un contexto donde la misión del proyecto, la definición de sus bordes y requerimientos, y los desafíos asociados a su desarrollo sean comprendidos por las diversas partes involucradas durante el ciclo de vida de la solución. La formalización de esta función dio origen a la disciplina de ingeniería de sistemas, que comenzó durante el desarrollo de proyectos complejos asociados a los programas aeroespaciales en Estados Unidos hace unos cincuenta años, y actualmente ha encontrado un espacio en diversas industrias.
El proceso de reducción de ambigüedad e incertidumbre comienza con la definición de bordes del problema y los requerimientos de la solución. Esto es importante para la definición de soluciones que se insertan en un entorno técnico y social complejo. La definición de bordes contribuye a focalizar los esfuerzos de los profesionales involucrados en el planteamiento de la solución. El proceso enfatiza la definición y comunicación de objetivos y requerimientos de diseño, los cuales dan forma a los hechos objetivos y las percepciones que posteriormente son utilizadas para juzgar la solución propuesta.
El planteamiento de instancias que permitan una mejor definición temprana de objetivos y requerimientos permite no solo generar una base consensuada de entendimiento entre los grupos de interés asociados al proyecto, sino también una validación de necesidades y recursos que permitirán, posteriormente, su implementación eficiente en términos de tiempo y costo. Los requerimientos que definen la solución deben ser suficientes, claros, concisos, consistentes, alcanzables, monitoreables, y verificables.
Realizar un mayor esfuerzo en la definición de bordes y requerimientos contribuye a reducir la ambigüedad y mejorar la gestión de la complejidad asociada al desarrollo de una solución, lo que en definitiva se traduce en una ventaja competitiva para el organismo que impulsa su desarrollo.