Q
Ley Miscelánea y espacios colaborativos de mejoras

Ley Miscelánea y espacios colaborativos de mejoras

La Ley 20.936, promulgada en 2016, que reestructura el segmento de Transmisión de electricidad, y crea la figura de un Coordinador independiente, constituyó un hito histórico en materia de políticas públicas, no solo por los significativos cambios que introdujo en el marco regulatorio del sector eléctrico, sino además por la forma en que fue conducida, propiciando la participación abierta y transparente de diversos actores que, a su vez, respondieron con una colaboración activa y con las alturas de miras que este desafío requería. Como resultado de este trabajo mancomunado se conceptualizó un proyecto que logró dar solución a una gran cantidad de problemáticas del sector, pero que, evidentemente, admite espacios de mejora.

Uno de los elementos corresponde a la necesidad de otorgar mayor flexibilidad a la planificación zonal, aún más cuando las decisiones de inversión son tomadas bajo un ambiente de mayor incertidumbre que en Transmisión Nacional. Esto se explica por los vasos comunicantes que existen con el mundo de la distribución, en el que es necesario abastecer una demanda que puede ser altamente variable a nivel local y de rápida penetración de generación distribuida.

La flexibilización del mecanismo de calificación de instalaciones de transmisión también admite una revisión, a fin de que los criterios plasmados en la ley permitan que la clasificación refleje adecuadamente la “vocación” de uso de la instalación.

Por otra parte, sería recomendable modificar el mecanismo de participación en los comités consultivos de la CNE, eliminando la restricción de que el interesado en revisar una norma participe del mismo.

Finalmente, las restricciones respecto de la participación de las empresas transmisoras en otros segmentos (artículo 7, LGSE) es otro tema a revisar. Considerando que bajo el nuevo esquema el desarrollo del sistema de transmisión se realiza centralizadamente, y por tanto, las empresas no poseen injerencia alguna en él, es valido preguntarse si dicha prohibición tiene sentido o podría ser un elemento que limite la competencia al restringir la entrada de nuevos agentes en los segmentos de generación y transmisión.

Como siempre, vemos con mucho optimismo y ponemos toda nuestra voluntad y disposición de aportar activa y significativamente en la discusión de la Ley Miscelánea que anunció el Ministerio de Energía para abordar estos perfeccionamientos.

Emergencias y el desafío de las distribuidoras eléctricas

Chile enfrenta un nuevo escenario en materia de cambio climático y desastres naturales. Solo un dato que habla por sí solo: casi la mitad de los desastres naturales relevantes que han azotado al país desde 1960 a la fecha, han ocurrido en los últimos tres años, según datos del Ministerio del Interior.

En este contexto me parece responsable advertir que tendremos más episodios de esta naturaleza, cuya magnitud y habitualidad aumentará por factores que no podemos controlar y que están asociados, con seguridad, al cambio climático. Sin ir más lejos, los expertos afirman que la próxima temporada de incendios forestales en la zona centro sur de Chile podría ser similar a la que vivimos el año pasado.

En este sentido, es importante recordar la multicausalidad de estos eventos, los que de manera abrumadora se generan por actos humanos intencionales, siendo las fallas en el tendido eléctrico solo una hipótesis de mínima ocurrencia, dentro de muchas otras estadísticamente mucho más probables. De hecho, históricamente la incidencia eléctrica en incendios forestales no ha superado el 2% de las múltiples posibilidades, las que van desde actividades forestales y agrícolas, pasando por el descuido de las personas, para terminar en los varios incendios intencionales que son denunciados e investigados por la justicia. Por otra parte, más allá de las causas, es importante tener presente que la extensión de estos eventos está relacionada directa e íntimamente con las condiciones climáticas de propagación, como las altas temperaturas, condiciones de humedad, el viento y la distribución del material combustible.

Aun así, este nuevo escenario climático impone un desafío enorme, también, para las empresas de servicio público, como son las distribuidoras eléctricas. Es por eso que estamos adaptando y mejorando nuestros procesos, intensificando los planes permanentes de poda para despejar las zonas de vegetación cercanas a las líneas, incorporando nueva tecnología −como uso de drones, nuevos equipos de protección o líneas recubiertas, por nombrar las más significativas− junto con potenciar nuestras acciones de relacionamiento con la comunidad. De igual manera, hemos ampliado nuestros trabajos conjuntos y mesas de trabajo con diversas autoridades y organismos.

Es prioritario que, como país, estemos mejor preparados frente a estos eventos, lo que involucra el compromiso de actores públicos y privados, como también de la comunidad. Desde el Estado, se requiere de un cambio regulatorio que ponga la calidad de servicio como el foco principal para el desarrollo de esta industria en el futuro; superando así un modelo que funcionó bien por 30 años, pero que hoy resulta insuficiente frente a los estándares que exige la sociedad. También los ciudadanos debemos adquirir mayor conciencia sobre el manejo del fuego, asumiendo nuestras propias obligaciones y responsabilidades, las que van desde el respeto a la normativa eléctrica en materia de plantación de árboles en zonas cercanas a las líneas, hasta el corte de pastizales de sus predios. En cuanto a las distribuidoras eléctricas, estamos haciendo un gran esfuerzo para cumplir con nuestro servicio de manera eficiente y segura, al mismo tiempo que seguimos mejorando nuestros procesos en las tareas de prevención y colaboración en el manejo de estas emergencias.

Nueva Ley de Transmisión Eléctrica: un total cambio de paradigma

Nueva Ley de Transmisión Eléctrica: un total cambio de paradigma

Son variados los desafíos y aspectos a destacar de una de las reformas más profundas al sistema eléctrico nacional vistas en los últimos años. Pero en síntesis subrayo las modificaciones quizás más importantes y con más efectos en la población.

Una de ellas, es la variación en la forma de remunerar la transmisión. Tradicionalmente, esta era remunerada en un 80% por la generación y en un 20% por la demanda. Esto implicaba la necesidad de tener certeza de que efectivamente iba a existir un actor que pudiera financiar la nueva línea planificada, generándose así importantes restricciones con los plazos de planificación y tamaño de la línea, puesto que esta sería pagada principalmente por el proyecto de generación que la utilizaría.

En la práctica, si el sistema de transmisión no es capaz de transportar la energía desde una zona en la que existe la potencialidad de producir energía a precios más bajos, por ejemplo renovables, el sistema se veía obligado a desperdiciar esa energía y en su lugar generarla en otro punto del sistema, más próximo al consumo, y a precios que podían incluso llegar a ser muy superiores. El cambio de remuneración en un 100% por la demanda, permitirá planificar a largo plazo, con holguras suficientes, robustecer la transmisión y servir como factor de promoción de la competencia para que puedan desarrollarse nuevos proyectos en aquellas zonas en que se va expandiendo el sistema e impedir −o al menos acotar− la congestión en las líneas.

Otra de los cambios, es identificar las áreas en las que puedan existir polos de desarrollo o zonas dentro del sistema eléctrico, donde existen recursos para la producción de renovables y cuyo aprovechamiento resulta de interés público. Este impulso permitirá facilitar la generación de zonas en que pueda aprovecharse de manera más eficiente el potencial de los recursos renovables con los que cuenta nuestro país y asegurar que esta planificación cuente con los debidos estudios que permitan que la solución a la que se llegue logre la mejor ecuación social entre el cuidado del medio ambiente, el uso del territorio, la protección de las comunidades y la eficiencia del sistema.

Finalmente, destaco la creación de un nuevo y único Coordinador del Sistema Eléctrico, que reemplazará a los actuales Centros de Despacho Económico de Carga (CDEC) creados hace más de 30 años. Antes, los CDECs contaban con un Directorio compuesto por empresas generadoras, transmisoras troncales y de subtransmisión, y por un representante de los clientes libres, siendo su financiamiento, de cargo de sus integrantes. El nuevo Coordinador, en cambio, será un órgano con mayor independencia de los distintos actores del mercado, dotado de personalidad jurídica propia, sin fines de lucro y que no será parte de la administración del Estado, siendo por tanto, una de sus principales características, su independencia y elevado perfil técnico.