Luego de seis años de negociaciones las normas que permiten a los países comerciar con créditos de carbono entre sí, conocidas como Artículo 6.2, han sido acordadas en el marco de lo que fue la COP26. En ese contexto, Constanza Montes, asesora de técnica de este proyecto, experta en mercados de carbono y financiamiento climático de GIZ, aborda este nuevo acuerdo, sus beneficios y desafíos.
Según la especialista, en el país se han dado los primeros pasos para avanzar hacia un mercado de carbono, con modelos de negocios, esquemas de financiamiento y capacitaciones al sector financiero.
Alcances
¿Cómo cree que este acuerdo impulse nuevas inversiones en el mercado energético?
Se prevé que los mercados globales del carbono serán estratégicos para fomentar la transferencia tecnológica y lograr la maduración de tecnologías limpias e innovadoras, lo que es positivo para que se siga desarrollando la cadena productiva y resolviendo barreras económicas y regulatorias. Esto a su vez, permitirá generar mayores reducciones de emisiones GEI, acelerando el despliegue de proyectos prioritarios para la descarbonización del sector energético de Chile. En específico, es esperable que ayude a fomentar aún más el desarrollo del incipiente pero pujante mercado del Hidrógeno Verde, además de las Energías Renovables, atrayendo financiamiento climático proveniente de países o empresas con intereses en el desarrollo de estas tecnologías o para establecer relaciones estratégicas para el suministro de estos productos, brindando un doble beneficio.
¿Cómo GIZ ha impulsado los mercados de carbono?
En GIZ Chile implementamos el proyecto «Mercado Global de Carbono» (GCM, por sus siglas en inglés), en conjunto con el Ministerio de Energía (contraparte oficial), por encargo del Ministerio de Medio Ambiente de Alemania (BMU). Esto con el objetivo de impulsar el uso de instrumentos de precio al carbono y los mercados de carbono, integrando al país con distintas regiones. En Chile, el proyecto ha contribuido con la preparación del sector público y privado, así como con la infraestructura necesaria para habilitar las condiciones que permitirán acoger estos instrumentos.
¿Qué esquemas o planes para la transferencia tecnológica han desarrollado desde GIZ?
Durante los cuatro últimos años, el Proyecto GCM ha apoyado al sector del cemento y acero, en un trabajo conjunto con la industria y el sector público, para preparar su desarrollo bajo en carbono. Estos sectores fueron seleccionados por presentar riesgo de perder competitividad en un escenario donde se le pone un precio a sus emisiones al ser intensivos en CO2 y estar expuestos al comercio exterior (comodities). Como el objetivo del precio al carbono es incentivar el recambio tecnológico, la idea es que las industrias sean capaces de responder con inversiones y no que se generen impactos negativos. En esta línea, propusimos modelos de negocio y esquemas de financiamiento mixto en base a los mercados de carbono para proyectos de mitigación con aplicaciones de Hidrógeno Verde para estas industrias, experiencia que puede ser replicable en otros sectores. Además, se capacitó a instituciones financieras sobre opciones de financiamiento climático para proyectos innovadores en el sector energético, en el marco del proyecto «Descarbonización del Sector Energía en Chile».
Proyecciones y oportunidades
¿Cuáles son sus proyecciones para Chile luego de que se haya llegado a un acuerdo en el marco de la COP26?
A nivel nacional se está avanzando para que en un futuro se puedan ver precios al carbono mayores que los US$5/tonCO2 que tenemos actualmente con el impuesto verde, lo que posiblemente se verá influenciado al alza por la apertura al comercio internacional del carbono. Al mismo tiempo se está trabajando en mecanismos más flexibles que permitan cumplir con las metas sectoriales de la manera más costo-efectiva posible. En cuanto a la posición de Chile dentro del mercado global del carbono, se espera que se formen diversas alianzas para transar con países socios o para negociar en bloque con otras regiones. Ya se ha estado trabajando en esta línea con la Región Latinoamericana, en el marco de la Alianza del Pacífico (Chile, Perú, México y Colombia), la Carbon Pricing de las Américas (CPA), o la iniciativa Carbon Pricing Leadership Coalition (CPLC), así como algunas otras iniciativas bilaterales con diversos países. En GIZ realizamos un análisis de iniciativas internacionales de clubes de carbono resaltando las ventajas de una potencial instancia de cooperación político-técnica entre países de la región donde Chile podría tomar una posición de líder regional.
¿Qué sector productivo cree que se vea más beneficiado con el desarrollo de este acuerdo?
Para Chile se espera que el sector energético sea el que movilice mayor financiamiento de los mercados de carbono, dado que es el que contribuye con la mayor parte de las emisiones GEI del país (con un 77% del total al 2018), y al mismo tiempo el que presenta mayores alternativas de abatimiento, especialmente en la generación de energía eléctrica. En esta línea, Chile tiene la gran oportunidad de ser un líder mundial para la transición climática gracias a su alto potencial de energías renovables, producción de hidrógeno verde, litio y cobre. En cuanto a industrias, las más beneficiadas serán las que tienen mayor dificultad para abatir emisiones, es decir, sectores EITE (“emission-intensive and trade-exposed”), como cemento y siderurgia (acero). Gracias al mercado de carbono podrán contar con apoyo financiero para la transferencia de tecnologías limpias e innovadoras que permitirán reducir emisiones a la vez que generan ahorros en combustibles, en cargas por instrumentos de precio al carbono (como el impuesto verde) y por mejoras de eficiencia en los procesos.
¿Qué desafíos técnicos significaría para el sector energético luego de llegar a un acuerdo?
Los mercados de carbono constituyen una herramienta eficaz para la mitigación del cambio climático siempre y cuando se apliquen normas estrictas de contabilidad para las emisiones y las reducciones de emisiones. Esto implica un gran desafío técnico para todos los sectores y, específicamente, para el sector energético será necesario implementar sistemas robustos de monitoreo, reporte y verificación (MRV) para nuevos tipos de proyectos que no participaron del mercado de carbono predecesor (MDL – Mecanismo de Desarrollo Limpio). Así, los países podrán estar seguros de que 1 tonelada de CO2 aquí será lo mismo que 1 tonelada de CO2 en cualquier parte del mundo. En esta línea, en el marco del proyecto “Descarbonización del Sector Energía”, GIZ junto con el Ministerio de Energía, desarrolló una herramienta de uso público para estimar la reducción de emisiones de GEI de los proyectos de Hidrógeno Verde en Chile.
¿Desea agregar algo más?
Será importante expulsar del mercado los créditos de carbono de baja calidad para proteger la reputación del mercado, como créditos muy antiguos generados pre 2020, y, asimismo, será necesario promover los créditos de alta calidad, con múltiples co-beneficios. En esta línea, un indicador de credibilidad de las metas de carbono neutralidad a nivel mundial es dado por Climate Action Tracker (CAT), lo que permitirá discriminar entre resultados de mitigación que cumplen con mayores exigencias respecto de su origen, según si son compatibles con el objetivo del 1,5ºC del Acuerdo de París.