(La Tercera) La compra de BG Group por Royal Dutch Shell en US$ 70 mil millones podría ser el primer movimiento en una oleada de consolidación con las empresas intentando contener los costos tras el desplome de los precios del petróleo.
Es lo que pasó a fines de los 90, cuando el escenario de la industria cambió por completo. En agosto de 1998, BP Plc compró Amoco Corp en US$ 56 mil millones, y cuatro meses después, en diciembre, Exxon tomó control de Mobil Corp por US$ 80 mil millones. Ambas operaciones se anunciaron pocas semanas antes de que el Brent llegara a su piso de US$ 9,95 por barril. Antes de que el mercado terminara de recuperarse, la española Repsol adquirió YPF de Argentina por US$ 15 mil millones y Total SA, de Francia, se quedó con Elf Aquitaine por US$ 52 mil millones. Para no ser menos, Chevron absorbió Texaco y Conoco hizo lo propio con Philips.
Entonces, como ahora, los productores batallaban por participación de mercado y bombeaban petróleo a toda capacidad para sacar del negocio a los jugadores menos eficientes, haciendo caer el precio casi 50% en 14 meses. El proceso de eliminar a los débiles parece haber comenzado, con la caída en el número de pozos petroleros en operación a casi la mitad en cuatro meses, lo que podría presagiar una declinación en la oferta (y un alza en los precios) en el futuro.
Megafusión
La compra de BG permitirá a Shell acortar distancias con la líder de la industria, la estadounidense ExxonMobil, y desafía a esta última a llevar a la práctica su declaración de que aprovecharía la baja en los mercados petroleros para expandirse.
[Shell acuerda comprar a BG por US$70.000 millones]
La tercera mayor adquisición de una empresa de gas y petróleo en la historia dará a Shell acceso a proyectos de miles de millones de dólares en Brasil (donde tendrá que ser socio de Petrobras), África Oriental, Australia, Kazajistán y Egipto, los que incluyen algunas de las iniciativas más ambiciosas del mundo de gas natural licuado (GNL). Shell es ya la mayor empresa de GNL del mundo y obtendría con la compra las capacidades de BG en logística, una compleja infraestructura que incluye terminales, ductos, tanqueros especializados, enfriadores, regasificadores y almacenes.
“Estamos viendo una gasificación de la demanda de energía y Shell claramente se da cuenta”, dijo a Reuters Richard Gorry, director de JBC Energy Asia. “Aún así, Shell está haciendo una apuesta arriesgada porque si el precio del petróleo y el gas no se recupera (en los próximos 24 meses), imagino que estará en una situación difícil en términos de flujo de caja”, agregó.