El sector eléctrico se torna cada vez más conflictivo. Según el presidente del Consejo Nacional de Electricidad (Conelec), Alejandro Rivadeneira, la deuda del Estado a las distribuidoras eléctricas, debido al desfase en el precio de kW/h, alcanza 1.000 millones cortados a diciembre del año pasado.
Por su parte las empresas distribuidoras adeudan a las generadoras 1.300 millones por la compra de energía, mientras éstas tienen obligaciones hacia Petroecuador por la compra de combustible, en el orden de los 400 millones.
En total estos montos suman la enorme cantidad de 2.700 millones, que crecerá en el transcurso del presente año debido a que el Presidente de la República extendió la emergencia por seis meses, pese a que la central Paute produce a toda capacidad, sólo para continuar entregando crédito a las generadoras térmicas.
«Resulta inaceptable afirmar que Paute no alcanza a cubrir la demanda nacional, inclusive teniendo la interconexión con Colombia, así como la generación hidroeléctrica de Agoyán y Pisayambo», señalan los expertos en la materia.
Este panorama hace que el propio titular del Conelec califique como extrema la crisis del sector, culpando en gran parte a la deficiente administración del Fondo de Solidaridad, que es el propietario de las empresas eléctricas.
Le exige colocar al frente de las mismas a técnicos en la materia, así como no ceder a las presiones del sector laboral que busca beneficios desmedidos, a través de los contratos colectivos.
Por ejemplo el personal de Categ quiere incrementar el presupuesto salarial, de 40 millones para el presente año a 78, inclusive exigen utilidades a una entidad que solamente presenta pérdidas.
Finalmente debe anotarse que siete distribuidoras eléctricas se encuentran quebradas, debido a su ineficiencia para cobrar el servicio a los usuarios, sin embargo ningún paso se ha dado para solucionar el problema.
Porque, según el consultor Gabriel Secaira, no existe política de Estado al respecto, peor considerar a la generación y distribución eléctrica como negocios, que rindan una razonable rentabilidad para mejorar su servicio.
Falta inversión
En el campo eléctrico uno de los principales problemas es la falta de inversión, tanto para grandes proyectos como hacia aquellos con capacidad de producir entre diez y treinta megavatios, considerados como pequeñas generadoras.
Esto pese a que la demanda se ha incrementado en estos cinco últimos años, del ocho al diez por ciento especialmente en entre los sectores rurales, donde la dotación de este servicio es costoso y casi irrecuperable.
La semana pasada empresarios chinos anunciaron su interés por invertir en este campo, así como en los campos petroleros del Oriente.
Fuente: El Mercurio.