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Mega Sequía y cambio climático

Oct 25, 2021

En el contexto de cambio climático, la mayor fuente de incertidumbre hacia el futuro es cuánto CO2 inyectaremos a la atmósfera durante este siglo y, en consecuencia, cuál será el nivel de radiación solar por metro cuadrado. Sin embargo, la inercia atmosférica es tan grande que cualquier cambio que hagamos hoy no se verá al […]

En el contexto de cambio climático, la mayor fuente de incertidumbre hacia el futuro es cuánto CO2 inyectaremos a la atmósfera durante este siglo y, en consecuencia, cuál será el nivel de radiación solar por metro cuadrado. Sin embargo, la inercia atmosférica es tan grande que cualquier cambio que hagamos hoy no se verá al menos hasta en unos 20 años más. Hasta ahora, los períodos de retorno de hiper sequías en Chile iban de 40 a 80 años…insisto, hasta ahora.

Hace alrededor de dos años, junto a mi querido equipo de entonces, nos tocó estudiar los efectos de mediano y largo plazo en Chile bajo los mismos escenarios que utiliza el Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC) y los cerca de 50 modelos disponibles en el Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia de la Universidad de Chile. Los resultados fueron desoladores y consistentes con los que el IPCC publicó este año en agosto. La mega sequía en Chile irá desplazándose hacia el sur, en promedio y de a poco empeorando, y los eventos climáticos extremos se irán intensificando. Los próximos 20 años no se ven bien.

Desde el punto de vista eléctrico, las centrales con embalses funcionan como baterías gigantes, permitiendo ocupar el agua para producir electricidad cuando resulte más conveniente. Para lo anterior, se ocupan modelos para simular el sistema eléctrico y su desarrollo, considerando hidrologías históricas, y como resultado, se proyecta el precio del agua futuro (valor sombra), para su despacho. En esta modelación, se tiende a emplear series hidrológicas históricas para proyectar escenarios anuales y mensuales en términos de percentiles, asignando la misma probabilidad de ocurrencia a cada elemento de esa serie, lo que con la realidad actual, no tiene sentido.

La función de un modelo es ayudarnos a representar la realidad y predecir fenómenos. Si no entendemos los supuestos del modelo y sobre simplificamos, es esperable que los resultados carezcan de validez y nos lleven a tomar muy malas decisiones. ¿Qué sentido tiene proyectar de esta manera si sabemos que el futuro no será así? ¿Qué sentido tiene que al presentarse una hidrología extrema, como la actual sequía, el modelo pronostique que corresponde ocupar el agua embalsada, suponiendo que existe una alta probabilidad de que los próximos años sean más lluviosos (reversión a la media)? Llevamos 12 años creyendo que el próximo año la situación va a cambiar por un acto de fe (o porque el modelo lo dice).

Estamos planificando mal, en el largo plazo la infraestructura y en el corto plazo la operación. Para los escenarios de caudales en los próximos meses no tiene sentido suponer como probable toda serie histórica. Tampoco tiene sentido usar series sintéticas para el largo plazo porque por decreto estaríamos eliminando a priori los eventos en las colas de distribución, que pueden tener baja probabilidad de ocurrencia, pero muy alto impacto. Existen herramientas mucho más potentes para planificar escenarios hidrológicos en un contexto de cambio climático como es el uso de curvas IDF, en las cuales se trabaja simultáneamente con los parámetros de Intensidad, Duración y Frecuencia. Estas herramientas son particularmente superiores para el pronóstico de eventos extremos y ampliamente utilizadas en las ciencias hidráulicas desde hace ya varias décadas.

Estamos ad-portas de una crisis y en su gestión, nos estamos equivocando en su identificación porque miramos modelos y no nos detenemos a entender sus limitaciones. ¿Cómo se puede entender que, en presencia de un decreto preventivo de racionamiento que instruye proteger el agua embalsada, tengamos una señal de precio para dicha agua tan baja y la estemos turbinando? Conocer y dimensionar los riesgos a los que nos enfrentamos es clave para poder anticipar y gestionar una crisis o estar expuesto a lo que venga.

No va a llover en abril porque se decrete el inicio del año hidrológico. La evidencia nos muestra que en los últimos años las lluvias están comenzando cada vez más tarde. Si viene un rinoceronte corriendo de frente hacia usted, no le recomiendo cerrar los ojos para hacerlo desaparecer.

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