El liderazgo de Chile en energías renovables es indiscutible: no solo es uno de los países con mayor radiación solar del mundo y extraordinario recurso eólico, sino que contamos con una riqueza aún no explotada en torno al elemento más abundante del universo, el hidrógeno.
El mercado mundial del hidrógeno proyecta un crecimiento del 40% a 2030, y Chile tiene la ambición de convertirse en líder mundial en la producción de hidrógeno a partir de fuentes renovables, hidrógeno verde o renovable, para uso local y exportación. Y tiene el potencial para hacerlo.
El hidrógeno renovable puede contribuir a desarrollar un ecosistema descarbonizado, generando energía y químicos más limpios y sustentables, permitiendo el desarrollo armónico de las comunidades de Chile y del mundo, pues es “la pieza que faltaba” para agilizar la descarbonización de las industrias y del transporte.
Además, el hidrógeno renovable, en momentos de alta disponibilidad de recursos renovables, puede ser producido y almacenado, y destinado, entre otros, a producir electricidad nuevamente, permitiendo mayor flexibilidad operacional al sistema; o combinado con CO2, produciendo metano sintético o combustibles líquidos verdes.
Chile tiene una oportunidad única de implementar la economía del hidrógeno, y para ello hoy desarrolla la Estrategia Nacional del Hidrógeno.
Es por eso que hoy, a través de la Asociación Gremial H2 Chile, participaremos en la definición del marco regulatorio del hidrógeno impulsado por el gobierno; y desde 2018 colaboramos con CORFO estudiando el potencial del hidrógeno para una economía 100% renovable. Así, esperamos concretar los primeros proyectos de mediana escala que gatillarán el “círculo virtuoso” que permitirá la aceleración de los proyectos de hidrógeno a gran escala, lo que situará a Chile como campeón internacional del rubro.