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Financiamiento climático pensando en las metas de carbono neutralidad

Abr 27, 2021

La economía global y su camino hacia la descarbonización, esta alcanzado “su momento”.  Para la COP26 de este año, a celebrarse en Glasgow, países responsables de un 78% de PIB global se habrán fijado como meta la carbono neutralidad al 2050, (Chile entre ellos),  o en el caso de China y Brasil a 2060. El […]

La economía global y su camino hacia la descarbonización, esta alcanzado “su momento”.  Para la COP26 de este año, a celebrarse en Glasgow, países responsables de un 78% de PIB global se habrán fijado como meta la carbono neutralidad al 2050, (Chile entre ellos),  o en el caso de China y Brasil a 2060.

El rol del sector energético será fundamental para alcanzar las metas de carbono neutralidad. En nuestro país las emisiones provenientes del sector energía representan un 78% de las emisiones de gases efecto invernadero. Las emisiones a causa de la generación de electricidad y calor suman 35,7 millones de toneladas de CO2e anualmente.

Pese a que las autoridades políticas, apoyadas por una amplia mayoría ciudadana, están trabajando activamente en la descarbonización, cabe preguntarnos, si el sistema financiero está haciendo lo mismo.

Durante el año pasado, más de US$500 billones se destinaron a sectores que fuesen compatibles con la meta de neutralidad climática. Sin embargo, ninguna inversión en energías renovables y transporte limpio nos llevarán  a la neutralidad climática, si los mercados de capitales continúan, al mismo tiempo, invirtiendo al mismo tiempo en infraestructura basada en combustibles fósiles. Los inversionistas deben frenar el financiamiento en activos “carbonizados”,  como también retirar sus inversiones en este tipo de activos aun antes del término de su vida útil.

Se podrá argumentar que no es el rol de los mercados financieros proteger el medio ambiente y que este es deber de los reguladores y que en tanto las soluciones ambientalmente amigables sean financieramente atractivas, la inversión llegará sin necesidad de regulación.

Lo que olvida parte del sector financiero que utiliza este argumento, es que ellos, están cayendo en su propia trampa. El financiamiento en  combustibles fósiles, es, cada vez más,  un riesgo en sí mismo, independiente de la regulación,  por varias razones.

Cuando se financian proyectos basados en combustibles fósiles, se debe considerar que la ventana de tiempo durante la cual serán rentables es cada vez menor.

Existen buenas razones para justificar que el invertir en combustibles fósiles presenta riesgos que deben ser considerados tales  como riesgos físicos, regulatorios, reputacionales, de litigación, de activos varados.

La economía, como un todo, se está dirigiendo hacia la descarbonización, no por una razón filantrópica, sino porque las consecuencias del cambio climático, en términos monetarios, no pueden ser ignoradas, y en consecuencia debemos actuar antes de que sea tarde.

Como ejemplo basta citar a CEO de Black Rock,  el mayor administrador de activos financieros del mundo, Larry Flink quien, en una reciente carta a sus clientes, ha señalado que el riesgo climático, es un riesgo a la inversión, pero al mismo tiempo que la transición climática representa una oportunidad de inversión.

Esto es especialmente importante para las inversiones a largo plazo que manejas las Administradores de Fondos de Pensiones, Compañías de Seguro, etc.

Lo anterior “empujado” por las grandes potencias, la Unión Europea, China, Japón, Estados Unidos, que están y han considerado la implementación de la neutralidad climática, lo que trae como consecuencia el desarrollo de regulaciones para el cumplimiento de esta meta.

El sector financiero debe ser parte de la solución (tomando las oportunidades) y no del problema.

Arturo Brandt, profesor adjunto en Vermont Law School & Graduate School

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