Hoy en día, existe una gran concientización de que es tarea de todos aportar a la sustentabilidad. Sin embargo, desde el ámbito legal aún no existen muchas leyes que fuercen a las empresas y a la sociedad a alcanzar la carbono neutralidad. A pesar de esto, como país nos comprometimos a alcanzar la carbono neutralidad al año 2050 y para ello debemos avanzar ahora como sociedad.
Actualmente, las empresas y muchas organizaciones están tratando de mostrar lo que están haciendo para acercarse a esa nueva mentalidad. Las centrales a carbón son muy contaminantes a nivel local, incluso se habla hace muchos años de “zonas de sacrificio”. Pero por el momento sin ellas no podemos subsistir, considerando todas las actividades que requieren de energía eléctrica, y va a tomar cierto tiempo reemplazarlas.
En muchos lugares del mundo las centrales termoeléctricas en base a carbón están de salida y hay muchas opciones para sustituirlas, sobre todo, considerando las mejoras tecnológicas de las energías renovables, como la eólica y solar, y las distintas alternativas de almacenamiento energético, las cuales enfrentan un desarrollo frenético día a día.
Chile tiene grandes recursos para reemplazar el carbón a través de estas tecnologías. De hecho, en la actualidad más del 25% de la energía eléctrica que produce Chile es a través de energía eólica y solar, lo que hace de nuestro país un caso realmente excepcional. Además, Chile cuenta con una agenda de cierre de las termoeléctricas a carbón hacia 2040. No obstante, podemos acelerar el paso si impulsamos el diálogo entre todos los sectores para encontrar el camino para hacerlo.
De acuerdo con un estudio reciente de Deloitte, un tercio de las empresas en Chile no reportaba su huella de carbono, lo cual es una realidad preocupante. Esto se debía a que este tema era algo relativamente “nuevo” y no existía una obligación legal para hacerlo. Sin embargo, esto está cambiando con la Ley de Eficiencia Energética y su reglamento, que están muy sobre la mesa en la industria.
Esta legislación establece una serie de pasos. Hoy en día, hay alrededor de 100 empresas que son las que más energía consumen año a año y están obligadas a reportar cuánto consumen; qué tipo de energía utilizan (si es más eléctrica, petróleo o gas, etc.) y a hacer un reporte año a año que muestre su perfil de consumo energético. Ese es el primer paso. En segundo lugar, dicha norma este año va a exigir a las empresas implementar sistemas de gestión de energía, lo que es un buen primer paso hacia una industria más sustentable.
La industria minera es una de las más avanzadas en este aspecto, ya que hace muchos años que sus stakeholders les están exigiendo avanzar. Por su parte, el sector agrícola tiene un enorme desafío en avanzar con mayor rapidez. Este rubro ha enfrentado diferentes retos que han hecho más lenta la adopción de medidas pro sustentabilidad, como por ejemplo la crisis hídrica.
Pero ¿cómo medir la huella de carbono? Con medidores eléctricos e input y output de combustible (petróleo, gas, derivados del petróleo e incluso biomasa, como quemar madera, por ejemplo). Asimismo, nuevas tecnologías como el Internet de las Cosas (IoT) permiten a las industrias tener sensores comunicados entre sí que entregan información clave para poder medir la huella de carbono.
Sin embargo, debemos ir más allá. Es importante, entre otros aspectos, impulsar una política de impuestos por emisión de gases de efecto invernadero, con el fin de disminuir la huella de carbono de las empresas. Esta es la medida más eficiente y simple para avanzar más rápido hacia un país cero emisiones.
Las organizaciones que decidan no sumarse a la ola de descarbonización quedarán atrás. Hoy las personas y los stakeholders en general exigen a las empresas que los productos y servicios sean más sustentables y este es un fenómeno que solo seguirá creciendo en los próximos años.