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6 medidas que debe tomar la industria para alcanzar la transición energética

Jun 9, 2022

Estamos en una década decisiva para la industria energética. Los cambios estructurales del sector, la rapidez de la transición energética, las fuentes de energía y la exigencia de responsabilidad medioambiental han empujado al sector a querer reinventarse. La pandemia, junto con la guerra en Ucrania, han acelerado aún más la necesidad de cambio. Es por […]

Estamos en una década decisiva para la industria energética. Los cambios estructurales del sector, la rapidez de la transición energética, las fuentes de energía y la exigencia de responsabilidad medioambiental han empujado al sector a querer reinventarse. La pandemia, junto con la guerra en Ucrania, han acelerado aún más la necesidad de cambio. Es por esto que es fundamental construir resiliencia y agilidad a largo plazo en el sistema energético del futuro, además de reforzar la disponibilidad y seguridad energética.

La industria debe tomar importantes decisiones. Hasta el momento, las empresas se están inclinando por aumentar el suministro tradicional, para ayudar a mantener la seguridad energética en países que dependen del petróleo y gas ruso. Sin embargo, la crisis nos da la posibilidad de acelerar la transición hacia un sistema energético más ecológico y eficiente, por lo que en un futuro veremos cómo estas fuerzas contrapuestas logran equilibrarse.

Uno de los retos inmediatos que enfrenta la industria de energía es cubrir la brecha energética, para así, reducir los suministros de petróleo y gas de Rusia. El sector deberá liderar la disminución de la dependencia del mundo del petróleo y gas ruso, desarrollando un conjunto diversificado de fuentes de energía alternativas. Sin embargo, los retos de las compañías petroleras no son solo compensar el petróleo crudo ruso, sino también satisfacer la nueva demanda de petróleo, que se espera que aumente entre 4 y 7 mmb/d para 2025. Dados los plazos de perforación, las inversiones de capital y el talento necesario para acelerar la productividad, garantizar la producción adicional para satisfacer la demanda mundial a corto plazo, es todo un reto.

Por otro lado, el gas natural se considera un combustible de transición, ya que es menos perjudicial para el medio ambiente que otros combustibles fósiles y, en ciertos casos, es más económico que otras fuentes de energías limpias. Se espera que con el tiempo las tecnologías renovables sean más baratas que los combustibles fósiles en todas las regiones del mundo, lo que disminuiría la demanda de gas.

La industria de energía tiene el gran desafío de avanzar hoy hacia un sistema energético ágil, resiliente, seguro y fiable que pueda soportar futuras interrupciones. Para esto, el sector debe centrar sus esfuerzos en seis aspectos clave. El primero es desarrollar la capacidad y la excelencia operativa. Para esto, se debe seguir invirtiendo en la automatización de pozos e instalaciones, como también, invertir en la ingestión de datos, la contextualización y los modelos analíticos.

En segundo lugar, la industria energética debe maximizar las inversiones en proyectos nuevos, a través de la activación de acciones a corto plazo para reforzar la capacidad de reacción ante las condiciones dinámicas del mercado y la identificación de los habilitadores estratégicos del modelo operativo. La siguiente medida es lograr resiliencia en la cadena de suministro, con un plan de mitigación efectivo.

Como cuarta medida está reforzar las capacidades comerciales y de intercambio. Para esto se pueden realizar los cambios tácticos necesarios en el modelo operativo para optimizar los márgenes en toda la cadena de valor integrada y revisar la estrategia comercial con la vista puesta en los nuevos flujos comerciales, las oportunidades de arbitraje previstas y los nuevos requisitos de acceso al flujo comercial.

En quinto lugar, es necesario acelerar las inversiones en energía limpia, la eficiencia de la demanda y la descarbonización de las industrias. Aquí debemos identificar e iniciar conversaciones con posibles colaboradores, ampliar las áreas adyacentes como el hidrógeno azul, los biocombustibles y los servicios de gestión de la eficiencia energética y revisar las hipótesis económicas y de cartera a corto plazo.

Finalmente, es necesario el fortalecimiento de las ciberdefensas. Para avanzar en este aspecto, debemos realizar una serie de preguntas en cuanto a la ciberseguridad de la industrias como, por ejemplo, ¿algunos de nuestros proveedores críticos están basados en Rusia o Ucrania o tienen sucursales, negocios o centros de prestación de servicios allí? ¿qué medidas técnicas, empresariales y organizativas específicas y planes de contingencia hemos puesto en marcha para responder a los elevados niveles de amenaza de la crisis actual?, entre otras.

Estas medidas son una guía para transitar hacia un sistema energético seguro y sustentable, en donde el suministro no dependa solo de un solo proveedor y no haya mayores riesgos en la cadena de suministro. Las empresas energéticas tienen la oportunidad -y la obligación- de garantizar la sostenibilidad, la seguridad y la asequibilidad de la energía. La guerra ha ampliado el llamado a la acción, haciendo que la transición energética y la necesidad de un sistema energético reinventado y altamente resiliente sean más importantes que nunca.

Mariana De Pablo, directora ejecutiva de Accenture Chile

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