La llegada de las altas temperaturas y el consiguiente aumento de la demanda eléctrica en Argentina, hace resurgir el fantasma de los recortes de gas hacia nuestro país. Pese a que existe preocupación en el sector industrial, históricamente el más afectado por estas restricciones, se asegura que esta vez están mejor preparados para enfrentar el menor bombeo de gas natural trasandino hacia Chile.
En Argentina lo advierten. De producirse elevadas temperaturas en las próximas semanas lo más probable es que se produzcan cortes de la energía eléctrica, pues la generación no dará abasto para satisfacer una demanda en aumento con más de un millón y medio de equipos de aire acondicionado que se vendieron a bajos precios durante el año.
Al incremento de la demanda se suma el insolucionable déficit de inversión por falta de incentivos tarifarios para las empresas del sector eléctrico, un cuadro que casi en forma inevitable provocará repercusiones en el suministro de gas natural hacia Chile a contar de enero, un mes antes de la situación ocurrida en verano pasado.
El sector industrial proyecta una situación complicada pero aseguran estar mejor preparados. Sin embargo, lo que les preocupa es el costo que les significará producir con gas licuado o petróleo, lo que será asumido como pérdida.
«Las industrias están mejor preparadas que el año pasado, lo que sí, en cuanto a costos, no han podido traspasar esos aumentos de combustibles a precios, ese es el gran drama, tienen que asumir la pérdida. No lo pueden traspasar debido a que el país está en un mercado tan abierto en el que ya no estamos compitiendo entre nosotros, sino que con los productos argentinos y los brasileños principalmente, y esos están siendo producidos con gas barato», expresó Héctor Castillo, presidente de la Federación de Asociaciones Industriales Comunales (Feasin).
En el mismo sentido opinó Javier Núñez, presidente de la Asociación de Industriales del Área Norte, quien aclaró que «el tema es el costo, si nos vamos al gas licuado que en algunos industriales, sobre todo los que están ligados a la industria de alimentos que están obligados a irse a ese combustible, vale cuatro veces más y el diesel que es la otra alternativa, cuesta tres veces más».
Fuente: Invertia/Terra.