La retórica de la integración latinoamericana no estuvo ausente de los anuncios, pero el presidente Néstor Kirchner relativizó una interpretación ideológica de los acuerdos.
«No hay ideologicismo. Somos pueblos maduros, más allá del pensamiento de cada presidente. Nosotros conciliamos intereses: nunca vamos a anteponer a ellos ninguna actitud ideologicista» (sic), dijo el presidente argentino.
En esta «conciliación de intereses» hay una dimensión bilateral y otra regional.
Interés mutuo
Argentina y Venezuela son economías complementarias. Los acuerdos apuntan a proporcionar petróleo y gas barato a Argentina por un lado, y, a cambio, suministrar maquinaria agrícola y asistencia técnica rural a Venezuela.
Pero además los acuerdos se inscriben en la dinámica interna de integración regional, como destacó el presidente venezolano.
El proyecto más ambicioso que salió del encuentro entre ambos presidentes es la construcción de un gaseoducto entre ambos países que demandaría una inversión de US.000 y en el que participarían el sector público y privado.
El presidente Chávez lo definió como un proyecto a largo plazo.
«Estamos conversando con Brasil, con Uruguay, con Paraguay, con Bolivia, para garantizar energía para el desarrollo económico, social y humano de todo Sudamérica de los próximos 200 años», dijo el mandatario venezolano.
Impacto en el Mercosur
El anuncio tiene claras resonancias en el bloque que forman Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay (con Bolivia y Chile como miembros asociados).
Desde su comienzo hace más de una década, el Mercosur ha tenido una serie de problemas por las diferencias entre sus dos socios mayores, Argentina y Brasil.
Ambas naciones compiten por el mismo espacio económico en materia agrícola e industrial.
Los conflictos que surgen de esta competencia suele dominar la marcha del bloque, relegando las aspiraciones e intereses de los otros dos miembros, Paraguay y Uruguay.
Pero en las últimas semanas el Mercosur ha mostrado signos de fortaleza y vitalidad.
En la Cumbre de las Americas en Argentina a principios de noviembre, se mostró como un frente unido para resistir el área de libre comercio impulsada por Estados Unidos.
La incorporación de Venezuela, potencia energética, con cuentas fiscales fortalecidas por los altos precios petroleros internacionales, podría cambiar la dinámica interna del Mercosur.
Venezuela podría convertirse en la tercera pata de esa relación de necesidad y desconfianza histórica que mantienen Brasil y Argentina, aportando fondos y energía que contribuyan a una integración más armónica.
Este potencial venezolano quedó claramente expresado en los acuerdos bilaterales con Argentina.
Visiones críticas
Los críticos señalan que, como es tradicional en América Latina, el mejor momento para evaluar la calidad de un acuerdo o proyecto no es cuando se lanza en medio de grandes frases sino cuando se concreta en el penoso día a día.
Ambos presidentes tienen sus críticos internos.
Por el lado venezolano se acusa a Chávez de malgastar en proyectos faraónicos los ingresos extraordinarios que está obteniendo gracias a los precios internacionales de petróleo.
Por el lado argentino, se le critica a Kirchner realizar esta cumbre en un momento particularmente álgido de las tormentosas relaciones entre Venezuela y Estados Unidos.
Según varios analistas, Kirchner ha puesto en peligro el apoyo estadounidense de cara a la negociación que, tarde o temprano, deberá emprender con el Fondo Monetario Internacional para reestructurar la pesada agenda de pagos de su deuda con el organismo multilateral.
La respuesta a estas críticas quizás se encuentra en la definición que dio el presidente argentino de los acuerdos.
Como en todo texto, esta respuesta tiene más de un destinatario.
Si Kirchner dijo que hubo «conciliación de intereses» en estos acuerdos con Venezuela, también dijo, sin necesidad de palabras, que no la hubo en la propuesta del ALCA que impulsa Estados Unidos.
Fuente: BBC Mundo.