«Lo de Argentina nos revela una situación de dependencia que no podemos tener en el futuro». Ésa es la premisa que ha dominado el trabajo del ministro de Economía, Jorge Rodríguez, en el tema energético.
Y es sobre esta base que ha encabezado dos proyectos emblemáticos para mayor independencia al país en esta materia: el proyecto de GNL que lidera Enap y el «anillo energético» regional, en el que participarían seis países de América Latina.
Sin embargo, esta última iniciativa -que contempla la definición de un marco jurídico para desarrollar el proyecto- se ha visto postergada por los altercados políticos con otras naciones, en especial con Perú. Y eso Rodríguez lo sabe.
«No hemos tenido el éxito que estamos buscando todavía, pero no dejo de tener fe de que vamos a ser capaces de generar ese instrumento jurídico, para que exista el anillo, si es que es negocio», comenta el ministro.
Sin embargo, reconoce que existe la posibilidad de que no sea un negocio viable.
«A lo mejor no es negocio, a lo mejor son castillos en el aire, o discusiones completamente vacías, lo que no significa que no sea bueno tener un tratado que garantice jurídicamente las transacciones», sentencia.
La otra vía
Pero ésta ya no es la única alternativa de abastecimiento regional que está analizando el gobierno. La reciente idea de Venezuela de llevar gas a través de un tubo hacia Brasil y Argentina es vista con buenos ojos por Rodríguez.
«Si el día de mañana Venezuela concreta su tubo por Brasil y Argentina, fantástico. También es bueno, porque para nosotros el ideal es tener los mercados más amplios posibles», explica.
Pero otro tema en el que el gobierno tiene puestas sus esperanzas de abastecimiento energético es en el potencial hidroeléctrico de la región de Aisén, y en el plan que Endesa tiene planificado desarrollar en la zona.
«Los recursos hidroeléctricos de Aisén no pueden quedar presos, sería equivalente a frenar la minería», dice Rodríguez, y apunta que si no se usa esa agua, habrá que usar combustibles más caros para la población.
Y aquí lanza sus dardos contra los grupos ambientalistas que han cuestionado el proyecto. «Estoy en contra de la oposición ciega y completa, tenemos que luchar contra ella», dice, y contraataca: «No me gusta que hayan muerto los cisnes en Valdivia, pero decir que no se puede morir ningún animalito… Ojo con los falsos ídolos. Hay gente en el mundo ambiental que ve esto como una religión».
El ministro explica que no se trata de que se haga cualquier tipo de proyecto que dañe al medio ambiente, pero apunta que no hay que perder de perspectiva que lo más importante de todo es crecer, y que eso no se puede hacer sin contar con la energía necesaria.
Pero, además, Rodríguez envía un mensaje a las empresas del sector. Respecto al conflicto que hoy mantienen las compañías eléctricas del norte con las empresas mineras y su abastecimiento en el largo plazo, el ministro es categórico.
«El SING tiene capacidad de sobra, el tema es el precio. Si yo fuera minero, no estaría intranquilo porque no hay capacidad, sino por lo que me van a cobrar. Los precios libres no se han sincerado, y si no se quieren tener problemas, tendrán que sincerarse, de alguna manera», asegura Rodríguez.
Crítica
Rodríguez y Aisén: «Los recursos hidroeléctricos de Aisén no pueden quedar presos, sería equivalente a frenar la minería».
Fuente: Emol.