Enterrar la contaminación atmosférica es una opción factible, pero cara
* Por décadas la ciudad de Spremberg se asociaba a la contaminación de su central de carbón. Desde el mes pasado, que entró en operaciones el sistema de captura de CO2, las chimeneas sólo emiten vapor de agua.

Hasta ahora el dióxido de carbono (CO2), uno de los principales gases que contribuyen al efecto invernadero, se escapa por las chimeneas de industrias y plantas generadoras de energía, acumulándose en la atmósfera. ¿Qué pasaría si en vez de dejarlo ir lo enterráramos en el subsuelo?
El proceso existe y se conoce como captura y almacenamiento de CO2. Apunta principalmente a las plantas de energía termoeléctricas, responsables de un cuarto de las emisiones de dióxido de carbono en el planeta. Es así como una planta de mil megawatts produce al año 6 millones de toneladas del gas, equivalente a las emisiones de 2 millones de autos.
Con la construcción de nuevas plantas en potencias emergentes como China e India, las cifras prometen doblarse en las próximas décadas. Hasta ahora la atmósfera ha sido el único receptáculo de esta basura química porque subirla es simple y barato. Pero el subsuelo también podría servir.
Primero, es necesario capturarlo y luego almacenarlo o «secuestrarlo» indefinidamente.
Con oxígeno puro
La idea es bastante nueva y es objeto de debate entre los científicos, y ya hay varios proyectos piloto en marcha.
Desde hace casi un mes está operativa una iniciativa de este tipo en Spremberg, Alemania. Se trata de una central termoeléctrica del grupo sueco Vattenfal que emplea el proceso oxyfuel. La combustión del carbón se produce con oxígeno puro; se genera un gas y calor. El calor sirve para generar energía. Del gas se elimina el azufre, luego, el agua. Queda CO2 en un flujo casi puro que se puede almacenar.
Ese material hoy se lleva en camiones hasta un campo de gas natural en Altmark a unos 240 kilómetros de Spremberg. En el futuro se enviará por tuberías.
Según Pedro Serrano, académico de la Universidad Federico Santa María, el método de captura más sustentable es aumentar y cuidar la masa vegetal, que es la que puede romper la molécula de CO2 naturalmente con energía solar y fotosíntesis.
No obstante, también se ha evaluado almacenarlo en el suelo del océano, en pozos vaciados y en las formaciones geológicas naturales que lo permitan.
Han sido estudiados entre otros: el secuestro de CO2 en formaciones geológicas, incluyendo los pozos agotados de petróleo y gas, que son grandes cavidades impermeables, campos subterráneos de extracción del carbón, fisuras profundas, en fin, todo espacio teóricamente seguro que soporte gas a presión sin pérdidas en el largo plazo.
De estos sistemas, el más curioso es el bombeo de CO2 a los pozos petrolíferos; ha sido explotado en los EE.UU. Así se obtiene presión de empuje de un gas que no afecta el petróleo, lo que facilita su extracción.
La solución de bombearlo a depósitos subterráneos parece ser viable. Sin embargo, Serrano reconoce la fragilidad de la idea, sobre todo por la herencia a futuro de bolsones de CO2 a presión artificialmente guardados, frágiles en caso de eventos geológicos, especialmente.
Otra traba es el costo. Cálculos preliminares estiman que capturar y almacenar una tonelada de dióxido de carbono como gas requiere aproximadamente 5 mil, lo que elevaría en 1/5 la cuenta eléctrica del usuario.
El académico del departamento de ingeniería mecánica y metalúrgica de la U. Católica Juan de Dios Rivera admite que la factibilidad técnica de esa tecnología está fuera de dudas, pero puede llegar a ser muy cara. «No hay ningún lugar del mundo donde este tipo de extracción se haga de manera comercial. Son plantas piloto financiadas por gobiernos y algunas empresas».
Peligro en África
El almacenamiento puede durar cien, tal vez quinientos años, pero una potencial filtración de gran escala sería desastrosa.
Está el caso del dióxido de carbono de origen volcánico que se había acumulado en el fondo del lago Nyos, en Camerún. Una noche de 1986 un abrupto movimiento en el lago liberó entre 300 mil y 600 mil toneladas del gas, que fluyó por el valle asfixiando a 1.700 personas y a miles de cabezas de ganado. Los científicos aún evalúan esa tragedia para evitar su repetición en los futuros depósitos de CO2.
Europa en problemas
El jefe de gobierno italiano, Silvio Berlusconi, anunció ayer en una cumbre en Bruselas su intención de vetar el plan de acción europeo contra el cambio climático a raíz de su costo y la crisis financiera.
Previamente, ocho países de Europa del Este (Bulgaria, Estonia, Eslovaquia, Hungría, Letonia, Lituania, Polonia y Rumanía) han pedido a la UE que tenga en cuenta el impacto económico de la crisis financiera y rebaje los objetivos fijados contra el cambio climático. En 2007, los líderes europeos acordaron reducir las emisiones de gases de efecto invernadero un 20% antes de 2020. Además, se comprometieron a que las energías renovables supongan el 20% del total de las fuentes energéticas.
La perspectiva de recesión económica ha reabierto el debate en la UE sobre la conveniencia de mantener tales objetivos.
Fuente: El Mercurio.
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