México, país que se unió al protocolo de Kyoto en el año 2005, recibió de Japón la donación de US05.000 que podrán impulsar proyectos de energías renovables en los procesos productivos del campo, según destacó la Secretaría de Agricultura Mexicana en un comunicado.

Con esta donación se busca reducir los efectos de los problemas ambientales como el cambio climático, la dispersión de residuos radioactivos, la generación de lluvias ácidas y la contaminación atmosférica, según señaló el líder del Uso de Energía Renovable en Aplicaciones Productivas del Banco Mundial, Michael Carroll, durante una reunión con el director del Fideicomiso de Riesgo Compartido (FIRCO) de México, Rodrigo Diez.

Por su parte, Diez puntualizó que con el apoyo económico japonés, el Gobierno mexicano fortalecerá el Proyecto de Energía Renovable para la Agricultura (PERA), vigente desde el año 2004, que busca impulsar las energías renovables en el campo.

Además «se pretende que en los meses iniciales del próximo año la Secretaría de Agricultura mexicana esté operando formalmente tecnologías orientadas al uso de energías renovables en los procesos productivos del ámbito rural», precisó la dependencia.

La donación se produce a pocos días de la llegada a México del canciller japonés Taro Aso, quien realizará una visita oficial de un día, el 17 de agosto y en la que se entrevistará con el presidente mexicano, Felipe Calderón.

El Protocolo de Kyoto, es un instrumento internacional firmado en 1997 en la ciudad japonesa que lleva su nombre, por los países industrializados, quienes se comprometieron, a ejecutar un conjunto de medidas para reducir 5% las emisiones de los gases de efecto invernadero, provocadores del calentamiento global.

Sin embargo, Estados Unidos pese a ser el principal emisor de gases (36,1% de las emisiones), se negó a firmar este acuerdo en el 2001, pues el presidente George W. Bush argumentó que su negativa se apoyaba en que este acuerdo desmejoraría el crecimiento económico de su país en 35%.

Los países integrantes al protocolo comparten la idea de la necesidad de un nuevo modelo de desarrollo, en el que el crecimiento económico no se vincule con la emisión de gases de efecto invernadero y más daños al planeta.
Fuente: Tele Sur, Venezuela.