Lamentamos mucho, pero tenemos que decirlo. El sistema eléctrico nacional está en manos de personas que no poseen capacidad técnica para gestionar en forma correcta o, alternativamente, los puntos de vista de las autoridades del sector apuntan a gastar recursos del país (o de préstamos externos), sin una planificación coherente que ayude al sistema eléctrico nacional a salir del pozo en el que se hunde cada vez más.

Para paliar esa falta de capacidad les sugerimos que escuchen a los brasileños de Itaipú, porque hasta ellos dan sugerencias más consistentes para el país acerca de sus inversiones.

Ante esa manía de hacer gastos innecesarios, apelamos al patriotismo de las autoridades nacionales para evitar que se continúe recargando la deuda externa del país sin una correcta planificación.

Fuerte inversión de ANDE en líneas de transmisión y subestaciones

Pudimos enterarnos a través de la prensa que la Administración Nacional de Electricidad (ANDE) realizará una fuerte inversión en la construcción de nuevas líneas y subestaciones en 220 kV, para aumentar la capacidad de transporte de energía eléctrica y, de ese modo, atender con mayor confiabilidad la creciente demanda de los centros nacionales de mayor consumo.

Con ese propósito puso en marcha dos licitaciones internacionales, que serán financiadas con fondos del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y contrapartida local a cargo de ente autárquico.

A primera vista, las inversiones parecen, por lo menos, más coherentes que la ya famosa maquinación del Yguazú, porque nuestro país, sin dudas, necesita imperiosamente mejorar su sistema de transmisión y distribución eléctrica antes que una nueva planta generadora.

Hay generación en grandes cantidades. No obstante, hace falta un mayor patriotismo y que se asuma el desafío de abandonar la gestión mendicante que lleva adelante la ANDE frente a Itaipú y que encare las obras necesarias para el efecto.

La salvedad, a primera vista, significa que la cuestión no es simplemente construir líneas y subestaciones, y sí construir las líneas y subestaciones que el país necesita para planificar una expansión coherente, con su aumento de consumo para la próxima década, por lo menos. Veamos las inversiones previstas por la ANDE, y posteriormente pasemos a analizarlas:

1- Construcción de la línea de transmisión 2 x 220 kV Acaray – Kilómetro 30 – Coronel Oviedo.

2- Ampliación de las estaciones de 220 kV Acaray, Kilómetro 30, Campo 2 y Coronel Oviedo.

Obviamente, el proyecto propuesto permitirá a la ANDE aumentar su capacidad de transporte de la energía eléctrica a partir de las centrales hidroeléctricas de Acaray y de Itaipú a los sistemas central, norte y metropolitano. De estos tres sistemas beneficiados, el mayor consumo se debe dar en el sistema metropolitano, que incluye a Asunción y su área de influencia, es decir, bajo esa premisa parece una inversión coherente.

No obstante, debe considerarse otro aspecto importante en la evaluación del proyecto, que es el contexto global de la fecha de habilitación de las instalaciones. Al respecto, estimamos que las obras proyectadas demandarán un tiempo de construcción de 2 años, aproximadamente.

Si a ese tiempo le adicionamos tan solo la actual tasa reprimida anual de crecimiento de la demanda, veremos que aun con la entrada en operación de las obras, el sistema seguirá bordeando el colapso.

Resumiendo, bajo esos parámetros de tiempo y demanda, la inversión proyectada por la ANDE no se muestra del todo coherente. Ensayemos una explicación más sencilla: cuando las obras proyectadas por la ANDE estén llegando a su término, sus instalaciones entrarán a funcionar, en el mejor de los casos, en el límite de su capacidad, sin salir del límite del colapso.

Finalmente y como he mencionado al inicio, si el objetivo es gastar, el proyecto alcanza este objetivo, ya que demandará inversiones de varios millones de dólares en una serie de obras que incluyen construcciones de líneas de 220.000 voltios y ampliaciones de varias subestaciones.

Entretanto, como paraguayo sostengo que las inversiones deben beneficiar al máximo al país y, con esa óptica, creo que hay una mejor alternativa de inversión para el país y la misma coincide con una de las propuestas brasileñas para, según ellos, “calmar nuestras reivindicaciones en Itaipú”.

Brasil debe financiar obras en Paraguay

Esa expresión de deseos corresponde al director técnico ejecutivo de la Itaipú Binacional, Otelo Cardozo, y al director general brasileño, Jorge Miguel Samek.

El primero afirmó que de nada sirve el esfuerzo para modernizar y desarrollar el país vecino sin nuevas líneas de transmisión de 500.000 voltios. El segundo estima que el consumo paraguayo de energía rondará el 10%, «debido al crecimiento económico que el país puede alcanzar».

Las declaraciones fueron vertidas, según la prensa brasileña (diario Gazeta Mercantil), bajo la premisa de que 300 millones de reales “calmarían” al Paraguay, que pide revisión del Tratado de Itaipú.

Es decir, como una manera de reducir las reivindicaciones paraguayas de revisión del Tratado de Itaipú y de mayor ingreso, Brasil está dispuesto a financiar el desarrollo de su vecino mediante inversiones públicas y de la iniciativa privada, aumentando así el consumo de la energía de Itaipú del Paraguay.

El plan brasileño

El primer paso para efectivizar ese plan, según Gazeta, fue dado por el presidente Luiz Inácio Lula da Silva en su reciente visita a Asunción, donde ofreció la construcción de, por lo menos, una línea de transmisión de 500 kV entre Ciudad del Este y Asunción.

La inversión en la línea y en la subestación puede superar los 300 millones de reales, según el director técnico ejecutivo de la binacional, Antonio Otelo Cardozo, y los recursos pueden venir tanto a través de una captación que puede hacer la propia binacional como a través de préstamos del BNDES, que debe devolver nuestro país.

Las afirmaciones de los directores brasileños de Itaipú sobre la necesidad de construir la subestación y líneas de 500 kV para abastecer el sistema eléctrico nacional parecen mucho más consistentes que las inversiones previstas por la ANDE. Sabemos que ante ese proyecto, el sistema eléctrico actual soportará una significativa pérdida de calidad del servicio en el plazo que demande la construcción de esta línea y ampliación de las subestaciones correspondientes; pero este tal vez sea el precio a pagar por permitir que el sistema eléctrico caiga en manos de inexpertos e incapaces para la función de planificación.

Continuando con la propuesta de los directores brasileños, la misma es consistente, pero antes de aceptarla, debido a nuestros malos antecedentes en las negociaciones relativas a Itaipú, consideramos justo y necesario un análisis más detallado de los aspectos relacionados con la financiación del préstamo ofrecido, por ejemplo; ¿a qué tasa de interés ofrecen sus préstamos al Paraguay? Si la tasa es similar a la que la Eletrobrás cobra por la deuda de Itaipú, podemos responder, sin dudar, muchas gracias, estamos cansados de usureros.

En el origen de la propuesta se menciona que los “300 millones de reales calmarían al Paraguay, que pide revisión del Tratado de Itaipú, que sería una manera de reducir las reivindicaciones paraguayas de revisión del Tratado de Itaipú y mayor ingreso”. Al respecto, creemos que las reivindicaciones del pueblo paraguayo –mejor, de la gran mayoría– no se “calmarán” hasta que no se consiga disponer libremente del 50% de la energía que le corresponde. Hasta que…

-no se reciba un precio justo por la energía cedida;

– no se transparente la administración de la binacional,

– no haya cogestión plena en los manejos técnicos y financieros del ente,

– no se eliminen los efectos retroactivos de la deuda espuria y del factor de ajuste,

– no se compensen inequidades del Acuerdo del 2002,

– no se disminuyan los intereses usurarios que cobra Eletrobrás sobre los préstamos a Itaipú,

– no se concluya la subestación margen derecha y la esclusa de navegación.

O, mientras siga la sistemática violación del Tratado que propicia el continuo aumento de la deuda, que hoy ya es una suma astronómica y prácticamente impagable.

Conclusiones

El sistema eléctrico nacional está realmente mal, por no decir en una situación caótica o al borde del colapso técnico. No dudamos de que las causas están en la falta de planificación, y que se llegó a esa situación, posiblemente, por el desconocimiento del sector energético de los “amigos” colocados por Nicanor para administrarlo.

Es necesario que el Presidente, por lo menos al final de su gobierno, actúe en coherencia, porque todo plan, si hay coherencia, pasa en primer lugar por un estudio más exhaustivo de las obras previstas por la ANDE, antes de tomarse la decisión de ejecutarlas.

Nuestro país debe comenzar a realizar obras que le traigan mejores beneficios, y esto, sin fanatismos o defensa de intereses de grupos de poder.

Por otro lado, no dudamos de que las obras de los directores brasileños calmarán a los actuales representantes paraguayos del ente, que pasan sus días muy calmados. El dinero para las “obras sociales”, para ellos, es más que suficiente para que sigan calmados. La soberanía hidroeléctrica de nuestro país es lo que menos les importa.

Pero los “hermanos brasileños” no deben perder de vista que los actuales representantes paraguayos en Itaipú están yéndose a contramano de los deseos de la gran mayoría del pueblo paraguayo y que, en algún momento, ese mismo pueblo reclamará, con la furia del león herido, lo que en derecho le corresponde.
Fuente: ABC