(Chile) Opinión: El turno de la eficiencia energética
* Ximena Abogabir, Presidenta Casa de la Paz.

Nuestro país ha dado grandes pasos en la temática ambiental. Es preciso alegrarse porque ahora el 80% de los residuos sólidos domiciliarios sean dispuestos en rellenos sanitarios, mientras que en el año 2000 sólo llegaba el 20%. El 73% de las aguas servidas son tratadas en el país, y en 1995 sólo el 14% tenía esta suerte.
Sin embargo, en materia de uso eficiente de la energía seguimos casi igual de atrasados.
Si bien el Programa País de Eficiencia Energética ha realizado campañas y concursos para incorporar criterios de ahorro entre los usuarios, es mucho lo que queda por avanzar.
Existe un casi unánime repudio a la posibilidad siquiera de estudiar el estado del arte de la energía nuclear, y personalidades artísticas de renombre internacional visitan nuestro país, preocupados ante la eventual inundación de grandes superficies en Aysén.
Ello contrasta fuertemente con el estancamiento del uso de las energías renovables en Chile, como la solar, eólica y geotérmica, a pesar de reiterados anuncios contrarios por parte de la autoridad.
La energía eólica es económicamente competitiva y su mercado, valorado en 1998 en unos US$ 2.000 millones, está creciendo más de un 25% al año.
Por su parte, las células fotovoltaicas, que permiten atrapar la energía solar, también han reducido sus costos en un 80% durante las últimas dos décadas y su mercado está en pleno auge. Además, Chile cuenta con abundante sol en el norte, vientos y mareas en la costa y energía geotérmica a lo largo de la cordillera.
Paralelamente, la crisis del gas natural significó un fuerte retroceso en la diversificación de la matriz energética, al obligar a muchas industrias a reconvertir sus calderas a carbón y petróleo, y/o adquirir generadores que no cumplen con normativa alguna, lo cual está teniendo un serio impacto en la calidad del aire urbano, así como en las divisas del país.
Las «doñas Juanitas» contemplan este debate como ajeno, sin reconocer que el comportamiento ciudadano implica elegir constantemente entre ser parte del problema o ser parte de la solución.
Sea por preservar la biodiversidad o evitar el cambio climático, usar la energía en forma eficiente es inteligente.
Fuente: Diario Financiero
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