Argentina enfrenta un serio problema energético en todos sus frentes. Tanto en petróleo, gas natural o generación de electricidad ya se avizora una crisis, aunque los más cautos hablan de desafíos y el gobierno lo retrata como una explosión de la demanda.

Lo concreto es que las proyecciones de abastecimiento energético son frágiles y los regímenes tarifarios impuestos por el gobierno llevan en algunos casos a situaciones irracionales. Los ejemplos abundan: las alzas en la temperatura a medida que se acerca el verano han puesto el sistema a prueba, elevando los riesgo de cortes. La escasez de gasolinas refinadas ha obligado a importar combustibles a un costo superior al del mercado interno. Y la distribución de gas también afronta problemas.

Actualmente, Argentina tiene los menores precios de la energía en la región. Según un estudio de Montamat y Asociados, en Chile se paga 930% más por el gas natural residencial, 258% más por electricidad y 180% más por las gasolinas. El sólido crecimiento económico de los últimos tres años, en torno a 8% anual, ha sido intensivo en energía. La demanda eléctrica ha aumentado 7,9% este año frente a 2005.

Según los especialistas, los cálculos sobre la seguridad del abastecimiento de electricidad, gas y gasolinas no están claros más allá de un año. Y los bajos precios de la energía –regulados por el gobierno- siguen impulsando la demanda y complicando la generación. Para los analistas, la medida más efectiva en el corto plazo sería bajar el consumo mediante alzas de precios que lleven al verdadero costo de la energía y precios libres.

Se estima que para mantener un crecimiento económico de 5% anual hasta 2016 se requiere una inversión de US.560 millones, y entre las medidas se incluiría la compra de 6 millones de metros cúbicos diarios desde Bolivia (similar a lo que se importa hoy), la importación de petróleo a partir de 2009 y agregar anualmente 1000 MW a la capacidad de generación eléctrica.

Gasolina: desabastecimiento

Las reservas de petróleo bajaron desde depósitos para trece años en los ’90 a 8,4 años en 2005. Argentina ha pasado de ser un país exportador de hidrocarburos a depender de las importaciones.

Las distribuidoras han señalado desde septiembre que les falta gasolina y petróleo diesel para vender, e incluso han tenido que racionarlo. El gobierno impuso onerosos tributos a las exportaciones para mantener estable el abastecimiento interno y los precios bajos. Las autoridades decretaron que las compañías deben proveer los mismos volúmenes que en 2005, con obligación de importar si no se alcanzan los niveles del año pasado, pero sin traspasar los mayores costo a los consumidores.

Esto ha llevado al surgimiento de un mercado negro, donde los precios están 40% por sobre la tarifa establecida por el gobierno de ,4 por litro.

La situación convenció al gobierno de apurar un proyecto de ley de fomento a las inversiones en exploración de hidrocarburos, una iniciativa criticada porque exime a las empresas de pagar impuestos.

La medida generó además conflictos con los trabajadores de los pozos petroleros que paralizaron sus actividades reclamando que el beneficio se extienda a sus salarios. Las extensión del conflicto a la industria del gas produjo cortes en las exportaciones a Chile. A la movilización se sumaron el lunes las refinerías. De mantenerse el conflicto, a partir de mañana podría comenzar a evidenciarse la escasez de combustibles en las estaciones de servicio.

Gas: de exportador a importador

La falta de inversión en infraestructura y exploración de hidrocarburos hizo caer las reservas de gas desde depósitos suficientes para 35 años, antes de la privatización del sector en los ’90, hasta 8,6 años en 2005, según la Secretaría de Energía. El mayor yacimiento del país, Loma La Lata, en Neuquen, está en declive y desde 2004 se están restringiendo las exportaciones para asegurar el consumo interno, con Chile como principal afectado. El diputado Claudio Lozano llamó a derogar los decretos que permitieron a las empresas exportar gas a otros mercados. “Los chilenos se van a enojar pero a medida que sigan bajando las reservas no se puede seguir exportando”, declaró.
Ante este panorama, el acuerdo para importar gas boliviano ha sido bien evaluado desde el lado del abastecimiento, ya que se pasará de 6 millones de metros cúbicos (m3) este año a casi 27,7 millones de m3 en 20 años.
Sin embargo, los productores locales no están felices, ya que el pacto contempla un precio de US por millón de BTU, mientras que a nivel interno los precios han sido fijados en US,3 por millones de BTU. Los gobernadores de provincias petroleras como Salta y Neuquén critican que a los precios acordados con Bolivia, la industria argentina podría aumentar la inversión y la exploración.

Electricidad: márgenes están demasiado ajustados

El gobierno está implementando un plan contra el reloj para evitar quedarse sin márgenes seguros de generación eléctrica. Actualmente, el sistema argentino tiene un total instalado de 23.000 MW, de los que sólo se consideran confiables 18.000 MW. En las últimas semanas el consumo ha alcanzado 17.300 MW.

Las autoridades están promoviendo inversiones como dos plantas de ciclo combinado de 850 MW, el aumento de la cota en la represa de Yacyretá y la conclusión de las obras para la central nuclear de Atocha II. Además, estableció un ambicioso plan de interconexión eléctrica, y lanzó la iniciativa Energía Plus, que establece el autoabastecimiento de unas 5.000 empresas en caso que superen su consumo de 2005. A eso se suman las decisiones de las provincias de importar energía desde Paraguay, hacer racionamientos o cambiar los horarios.

Las inversiones totales son de US.500 millones, pero el problema es que el aumento de capacidad difícilmente llegara a tiempo para evitar una crisis.
Fuente: Diario Financiero.