La idea del gigante minero canadiense Falconbridge de construir una megacentral hidroeléctrica en la Región de Aisén (XI) generó reacciones encontradas en el mercado, ya que mientras desde el Gobierno ven con buenos ojos la iniciativa hidroeléctrica, sectores ambientalistas ya muestran su oposición.

La compañía evalúa el diseño de una central de embalse llamada Río Cuervo, la que tendría capacidad para generar 750 MW y se ubicaría en las cercanías del volcán Cay, al noroeste de la ciudad de Puerto Aisén.

El proyecto requeriría una inversión de entre US00 millones y US00 millones, y si bien aún está en estudio -no existe claridad de cuándo se entregaría un Estudio de Impacto Ambiental (EIA) a la Conama-, se estima que la central podría estar operativa entre 2010 y 2011.

Esta iniciativa no nace de la nada, sino que tiene tras de sí la historia del emblemático proyecto Alumysa -Falconbridge es la actual dueña de los activos de Noranda-, y de hecho, son los mismos derechos de agua los que se utilizarían en este plan.

Nada menos que US.750 millones contemplaba aquel emblemático plan que lideraba Noranda. Sin embargo, este plan ya fue descartado definitivamente por la compañía.

Según Falconbridge, Río Cuervo significaría una contribución para resolver la creciente demanda de energía en Chile, disminuir el riesgo de racionamiento y posibles cortes de energía y aportaría a la consolidación de una matriz energética segura y diversificada en el país.

Desde este punto de vista, el proyecto es visto con buenos ojos desde el Gobierno, y también porque se trata de un operador nuevo en el mercado.

Sin embargo, apuntan a que Falconbridge tendrá que seguir las normas y los requerimientos ambientales apegado estrictamente a lo que la ley le exige, y a que no habrá ningún tipo de «fast track» para esta iniciativa ni para el plan Aisén de Endesa.

Desde el mundo ambientalista las reacciones fueron más cercanas al rechazo.

El director de Ecosistemas, Juan Pablo Orrego -quien se opuso al proyecto Alumysa y hoy se opone al plan de Endesa-, junto a otras agrupaciones, aseguró que «permitir la instalación de un primer megaembalse con su respectiva línea de transmisión será abrir la puerta para la intervención de los principales -si no todos- cursos hídricos de la Región de Aisén y el resto del país».

En la misma línea, el abogado Álvaro Varela -que representa al empresario salmonero Víctor Hugo Puchi- apuntó que «esto indica que hay quienes están derechamente tomando la opción de transformar a Aisén en una región proveedora de energía al resto del pais, y eso es contrario a lo que acordó la zona en su detallado plan estratégico de desarrollo regional».

Mientras, para la directora de Chile Sustentable, Sara Larraín, el hecho de que se haya reactivado parte del proyecto Alumysa responde a dos razones.

Primero, a que Endesa habría buscado alianzas con otras empresas para solventar las líneas de transmisión necesarias para su proyecto y, segundo, porque Endesa tiene que presentar un proyecto creíble -que se potencia con éste- para crear valor en Aisén.

Además, dice Larraín, tanto en el Río Cuervo como en el Baker y el Pascua, ambas empresas tienen que apurar la utilizacion de derechos de agua; si no, se verán obligadas a pagar patentes.

«La central de Río Cuervo no se sustenta a sí misma. No la vemos separada del proyecto de Endesa, porque en términos de negocio es distinta la viabilidad de Cuervo, sin Pascua y Baker. El país no puede revisar inversiones aisladas», comenta Sara Larraín.
Fuente: Emol.