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Un paso importante para alcanzar un Chile 100% renovable

El lunes 11 de junio se constituyó la Mesa de Retiro y/o Reconversión de Unidades a Carbón, más conocida como la “Mesa de Descarbonización”, implementando así al acuerdo alcanzado en enero de este año entre el gobierno y las empresas propietarias de ese tipo de centrales, donde se manifestó el compromiso de no construir más centrales a carbón y constituir “un grupo de trabajo para analizar y definir condiciones y un cronograma para el cierre gradual de generación eléctrica a carbón.”

Este acuerdo, inédito en Chile y en la región, responde a la evidente necesidad de abordar la continuidad del carbón para la generación de energía eléctrica, por sus importantes externalidades negativas y la obsolescencia de sus centrales. Lo anterior, sumado a la confiabilidad y eficiencia demostrada por el sector de las energías renovables –en particular las no convencionales−, que tuvieron un fuerte desarrollo durante los últimos años, dibujan un escenario perfecto.

La mesa, cuya coordinación le corresponde al Ministerio de Energía, está compuesta por 26 integrantes, representantes de las cuatro empresas generadoras que poseen centrales a carbón, una de las asociaciones gremiales que las agrupa, autoridades de gobierno, ONG’s, dos académicos, el sindicato de supervisores de una de las carboneras, el alcalde de Tocopilla y la GIZ.

El trabajo de esta comisión reviste una gran importancia para el futuro del sector eléctrico y para la reducción de las emisiones de CO2 y los contaminantes locales. Sus resultados serán, además, un insumo de mucha utilidad para establecer la ruta que nuestro país debiera seguir para lograr un sector de generación sustentable con cero emisiones. Una aspiración planteada por el Presidente Sebastián Piñera durante su campaña, como una posible meta para 2040.

El carbón es el combustible más contaminante del sector eléctrico. No solo en cuanto a emisiones de CO2, sino también por sus contaminantes locales. Las tecnologías renovables, sumado al almacenamiento a gran escala y al uso de gas natural como combustible, se establecen cada vez más como las bases de esta transición energética hacia un sector de generación con cero emisiones.

Estamos seguros de que los resultados de la Mesa de Retiro y/o Reconversión de Unidades a Carbón y, en particular, el cronograma de retiro que se acuerde, serán un valioso antecedente para que el actual gobierno pueda implementar acciones que viabilicen la aspiración del Presidente Piñera, aspiración que por cierto es compartida por diferentes actores relevantes de la industria, entre ellos Acera.

La transición energética hacia un sistema totalmente renovable

La transición energética hacia un sistema totalmente renovable

Presionados por la conciencia del deterioro del medio ambiente y el cambio climático −originados en gran parte por la quema de combustibles fósiles− y por el atractivo de utilizar nuevas e inagotables fuentes de energía, la gran mayoría de los países ha adoptado regulaciones que han permitido la entrada de las energías renovables en forma masiva a la generación eléctrica.

En nuestro país las fuentes no convencionales de energías renovables hoy suministran más del 12% de la generación total del país. Más del 80% de su potencia se ha instalado tan solo en los últimos cinco años.

Llama entonces profundamente la atención que algunas voces aún traten de cuestionar el proceso de transición hacia una matriz de generación eléctrica con fuentes de generación limpias, renovables y competitivas, utilizando un sentido común basado en conceptos y modelos de análisis que dominaron el mercado eléctrico durante los últimos 30 años en nuestro país. Los mismos modelos y conceptos que con la evolución tecnológica y del mercado se mostraron incapaces en los primeros años de la presente década de impulsar un mercado que asegurara un suministro eléctrico seguro, competitivo y sustentable.

Las ERNC marcaron un record de precios bajos en la última licitación para empresas distribuidoras. Su efecto puede estimarse conservadoramente en un ahorro de 1.800 millones de dólares para el consumidor final durante los 20 años en que esos contratos estarán vigentes.

Este éxito trajo aparejada la reaparición de cuestionamientos sistemáticos a las ERNC. Que necesitan respaldo dada su variabilidad, que acarrearían costos ocultos, que no tendrían capacidad para financiar los nuevos proyectos, y más. Pareciera que mientras más transparente es el sistema, más nublado se ve para algunos.

Los paradigmas del mercado eléctrico están cambiando o definitivamente ya cambiaron. Por ejemplo, el antiguo concepto de respaldo se ha reemplazado por la complementariedad entre las diferentes fuentes ERNC y las convencionales. También, las centrales convencionales asumen el nuevo rol de prestar servicios de balance y flexibilidad.

Las modificaciones a la ley eléctrica efectuadas en los últimos dos años han proporcionado un marco regulatorio efectivo para combinar dos objetivos: precios bajos y menor impacto ambiental. Metas que solo se lograrán mediante esta transición hacia un sistema totalmente renovable.

Luego de las licitaciones y el atractivo que las ERNC han generado para los clientes libres, pareciera que intentar detener esta transición solo podría obedecer al intento de mantener un status quo que proteja determinados intereses particulares en desmedro de los consumidores finales.

 

Gas natural y descontaminación

Chile es uno de los países con mayor contaminación atmosférica de la región y también de las naciones que integran la Ocde. Cada año al comenzar la época de frío, las noticias sobre los altos niveles de polución del aire que aquejan a las ciudades de nuestra zona centro sur se vuelven reiterativas, al igual que la discusión en torno a las soluciones para revertir la situación. Sin embargo, el tiempo avanza y el problema se mantiene, afectando de manera directa la calidad de vida de miles de chilenos.

Gran parte del problema, según lo indican diversos estudios, deriva del uso indiscriminado de leña húmeda en los hogares, cuya preferencia se explica, entre otras razones, porque es un combustible de origen local (disponible), de bajo precio en comparación con otros sustitutos, y con un fuerte arraigo cultural. Pero la quema de leña es, por lejos, una de las principales fuentes emisoras de material particulado fino (MP2,5), el más dañino para la salud de la población.

En este contexto, muchas de las medidas planteadas en los Planes de Descontaminación Atmosférica que hoy se analizan apuntan al uso de leña seca y calefactores con mayor tecnología como el camino a seguir. Si bien creemos que esto contribuiría a mitigar el problema, definitivamente no es una solución sostenible en el tiempo por la condición de saturación que experimentan varias de las comunas afectadas.

Más allá de destinar importantes recursos al recambio de leña por leña, bien se podría recurrir al reemplazo de este combustible por otros energéticos más limpios y también disponibles, como es el caso del gas natural, un producto que tiene un bajo nivel de penetración en la matriz residencial, no obstante los enormes beneficios ambientales que reportaría su masificación. Una mayor utilización de esta fuente de energía permitiría paliar en forma importante los impactos negativos de la contaminación al interior de los hogares y reducir los niveles de contaminantes locales.

Estamos ciertos que el problema de contaminación ambiental causado por el uso masivo de leña húmeda se debe trabajar en forma integral, con medidas estructurales de largo plazo que se hagan cargo de todas las externalidades negativas que tiene su utilización. Por ello, creemos que la solución no pasa solo por la entrega de subsidios para el recambio de calefactores, el fomento de uso de leña certificada y mejoras en la aislación térmica de las viviendas.

Junto con promover sistemas de calefacción más limpios y seguros a nivel residencial, también es urgente impulsar un cambio de hábitos y costumbres en la población, informando de las dimensiones y los efectos nocivos que tiene el uso indiscriminado de leña húmeda en materia de salud pública y apostando de manera entusiasta por el gas natural como opción energética disponible, limpia y segura.