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¿Cómo será este año para el sector energético nacional?

¿Cómo será este año para el sector energético nacional?

Este año está lleno de retos y desafíos para nuestro sector, tanto técnica como regulatoriamente, ya que estamos en la puerta de entrada de decisiones y cambios que afectarán de cierta forma cómo entendemos el mercado eléctrico.

Las evidencias internacionales y nacionales acerca de la sustentabilidad de nuestros actos han hecho que Chile se transforme en un actor vanguardista en materia de energías renovables. A través de políticas públicas e iniciativas privadas, nuestro sistema ha alcanzado un nivel de penetración de estas tecnologías que nos permitirá alcanzar con bastante premura la meta definida por la Ley para 2025.

Por esta razón, el Sistema Eléctrico Nacional debe seguir preparándose para incorporar adecuadamente el gran potencial renovable, y así tener porcentajes más ambiciosos dentro de nuestra matriz, por lo que es necesario implementar y dotar con herramientas de flexibilidad a sus operaciones.

Este proceso debe considerar este nuevo atributo (la flexibilidad), que presenta características especiales, relacionadas con necesidades estructurales (planificación de recursos) y operativas (administración de recursos). La adecuada conceptualización de este nuevo mercado permitirá a los diferentes actores aportar con flexibilidad al sistema, por lo que debe ser diseñado desde un punto de vista amplio, considerando que diferentes dispositivos y tecnologías pueden prestar dicho requerimiento. Por ello, la neutralidad tecnológica debe ser un pilar en la estructura de mercado.

Otro hito de 2020 es la llamada Ley Larga de Distribución, pues en continuidad de suministro, calidad de servicio y competencia se ha evidenciado que es necesario repensar y adecuar el modelo de planificación y tarificación de la distribución en Chile.

Hay muchas actividades dentro de la distribución en que puede implementarse competencia, como es el caso de la comercialización, la cual debe ser coherente con el mecanismo de licitaciones para clientes regulados, permitiendo construir un mercado con plena competencia, para lo cual deben desarrollarse plataformas de acceso de información a fin de que todos los actores se acerquen a potenciales usuarios en igualdad de condiciones. Para esto será vital que el Gobierno avance en la masificación de dispositivos de medición inteligente, y también en materias de seguridad y propiedad de datos.

Dentro de lo mismo, será importante reconocer a Pequeños y Medianos Generadores su aporte a la seguridad de servicio en los sistemas de distribución, y que se conviertan en participantes activos de la red, prestando servicios de recuperación de servicio y de control de variables técnicas, mediante la adecuada coordinación con la empresa distribuidora.

Condiciones de desarrollo para la electromovilidad

Condiciones de desarrollo para la electromovilidad

La electromovilidad es uno de los ejes primordiales para lograr la Carbono Neutralidad al 2050. A pesar de que el cambio climático es un problema global, sus efectos provocan impactos locales en aspectos sociales, económicos y medioambientales. Pero, efectivamente, la movilidad eléctrica contribuye a abordar este problema, ya que con su penetración se generan menores emisiones globales y locales, contribuyendo a tener ciudades más limpias y silenciosas. Además, se crean nuevas oportunidades de negocio y hay menor dependencia energética de combustibles importados.

En línea con nuestro foco estratégico, hemos visto avances relevantes principalmente en transporte público y en flotas comerciales de alto recorrido, pero esto es solo el comienzo. Estamos generando las condiciones para el desarrollo, lo que acompañado de la baja en los costos de las baterías, permitirá el despliegue para todos los tipos de usuarios durante esta década. En línea con ello hemos fijado agresivas metas, como tener 10 veces más vehículos eléctricos al 2022, 100% del transporte público al 2040 y que al menos 40% de los vehículos livianos al 2050 sean eléctricos.

Desde el Ministerio de Energía tenemos una amplia agenda de trabajo que permitirá acelerar la integración de la electromovilidad de manera eficiente y sostenible. En los aspectos normativos, destacamos el proyecto de Ley de Eficiencia Energética que presentamos al Congreso, donde se incluye la facultad para establecer estándares de eficiencia a vehículos nuevos y normar la interoperabilidad de sistemas de carga de vehículos eléctricos.

Hemos puesto a disposición de los usuarios plataformas digitales informativas y además tenemos acciones que abordan variados aspectos como el desarrollo de capital humano, la innovación, la integración de la electromovilidad con los sistemas eléctricos, entre otros. También promovemos espacios de alianzas y compromisos público-privados, con miras a permitir que todos en el país capturen los beneficios de la movilidad limpia y eficiente.

Los avances y beneficios de la electromovilidad van a estar más cerca con nuestro país como sede de la Fórmula E. Esta es una instancia para acercarnos a la tecnología y conocer los avances de punta que han desarrollado los científicos y técnicos, para acelerar su introducción al país.

La electromovilidad presenta una gran oportunidad y nosotros debemos aprovechar los beneficios económicos, sociales y medioambientales, además de entregar un beneficio a las generaciones futuras, al ser una tecnología sostenible y amigable con nuestro medio ambiente.

Electromovilidad con hidrógeno: el complemento ideal

Electromovilidad con hidrógeno: el complemento ideal

La necesidad de reemplazar los combustibles fósiles en Chile y el mundo es un desafío y una realidad que ha impulsado una revolución en el mercado. Nuevas políticas europeas están limitando -en el mediano plazo- la producción de automóviles en base a diésel y gasolina, responsables del 23% de las emisiones de CO2 a nivel mundial, y de un 24% en Chile.

La electrificación del transporte surge entonces como una oportunidad para enfrentar la descarbonización en el mediano y largo plazo. Las grandes marcas automotrices están apostando al automóvil eléctrico con baterías (BEV) para la descarbonización del sector. Sin embargo, esto supone una serie de desafíos, más allá de proveer la infraestructura de carga para los BEV, ya que la masificación del transporte eléctrico implicará fortalecer los sistemas de transmisión y distribución eléctrica, para atender esta nueva demanda.

En este nuevo panorama, aparece, o más bien reaparece, la tecnología del hidrógeno como complemento perfecto a la electromovilidad basada en baterías, siguiendo el actual modelo de distribución y carga de los combustibles convencionales.

Este energético permitirá solventar los inconvenientes actuales, como los tiempos de carga y aumentar de manera considerable la autonomía de los autos eléctricos, para llegar a equipararse en prestaciones a los autos convencionales que queman gasolina. Los autos que usan hidrógeno son los denominados autos eléctricos con celdas de combustible (FCEV por sus siglas en ingles).

La celda de combustible es un dispositivo que utiliza el hidrógeno y el oxígeno del aire y lo convierte en electricidad y calor, teniendo como único residuo vapor de agua. Actualmente hay tres marcas de vehículos producidos en serie que son comercializados en los mercados asiático, europeo y norteamericano, estos son el modelo coreano Hyundai Nexo y los japoneses Honda Clarity y Toyota Mirai.

Las autonomías de todos estos modelos supera los 500 kms, con tiempos de carga de hidrógeno entre 3 y 5 minutos. Como ejemplo de esta revolución, en estos últimos días el suizo Bertrand Piccard rompió el récord de autonomía de un vehículo de hidrógeno manejando su Hyundai Nexo por 778 km con una sola carga, pudiendo seguir por 49 km más.

Las proyecciones internacionales de este tipo de vehículos son muy prometedoras, ya que estas apuntan a 800.000 vehículos circulando en Japón a 2030, así como un millón en Norteamérica y China, respectivamente. Alemania por su parte espera tener el 10% de su parque automotriz a 2035 en base a automóviles con hidrógeno.

Chile tiene uno de los mejores potenciales del mundo para producir el hidrógeno económicamente muy competitivo a partir de energías renovables, lo que habilitaría su uso en distintos sectores y el transporte puede ser clave. Ya ha comenzado la electromovilidad en buses públicos, el próximo paso es también usar el hidrógeno.

Proyecto HVDC Kimal-Lo Aguirre: habilitador de la descarbonización

Proyecto HVDC Kimal-Lo Aguirre: habilitador de la descarbonización

En septiembre pasado se publicó el Decreto 231 del Ministerio de Energía con las nuevas obras de transmisión para iniciar su proceso de licitación o estudios de franja, el que incluye el proyecto de corriente continua (HVDC-High Voltage Direct Current) Kimal–Lo Aguirre, el cual resulta del proceso anual de planificación de la trasmisión de largo plazo propuesta por el Coordinador Eléctrico Nacional y posteriormente aprobado por la CNE.

Los principales beneficios de este proyecto son, por una parte, integrar grandes volúmenes de energías renovables desde el norte del país, posibilitando el plan de descarbonización comprometido, aumentando la resiliencia y robustez de la red de trasmisión y, por último, mejorando la seguridad y estabilidad del sistema eléctrico nacional.

Si bien la corriente alterna ha prevalecido sobre la corriente continua desde fines del siglo XIX, hoy en día ambas tecnologías conviven siendo HVDC la solución natural y más económica para transmitir grandes volúmenes de energía a largas distancias, debido a sus menores pérdidas y costos por el uso de estructuras más esbeltas y con un menor número de conductores.

La tecnología HVDC es una tecnología madura y usada en proyectos en todo el mundo, en particular en países con sistemas eléctricos extensos como es el caso de China, Canadá, EE. UU. y Brasil, además de múltiples proyectos de interconexión entre países en Europa.

Un sistema HVDC de dos terminales o “punto a punto”, se compone de una subestación rectificadora, una línea de trasmisión y una subestación inversora. Si bien esta es la topología estandar existen otras configuraciones como backto-back (una estación convertidora sin línea de transmisión) y multi-terminal (varios terminales y líneas). Hoy, existen dos soluciones para la tecnología HVDC, la más madura y de menor costo es la LCC (Line Commutated Converter) utilizada por la mayoría de los proyectos implementados en la actualidad. La segunda es la VSC (Voltage Source Converter) que presenta ventajas por su flexibilidad operacional, permitiendo un diseño multi-terminal, pero con costos más elevados para proyectos de altas potencias y largas distancias.

El proyecto tendrá un costo estimado de US$ 1.200 millones, con un sistema “punto a punto” de 1.500 km de longitud entre Antofagasta y Santiago, una capacidad de transmisión de al menos 2.000 MW y un periodo de construcción de 84 meses a contar de la adjudicación la licitación, la que se iniciaría una vez finalizado el estudio franjas por parte del Ministerio de Energía.

En los próximos meses, el Coordinador comenzará los estudios para avanzar en el diseño conceptual del proyecto, evaluando su impacto sistémico, requerimientos técnicos y el análisis de factibilidad de las soluciones tecnológicas disponibles.

Rol de las Redes Eléctricas en la Meta de Carbono Neutralidad

Rol de las Redes Eléctricas en la Meta de Carbono Neutralidad

Este año hemos cobrado conciencia como país del desafío que nos impone el cambio climático y el rol que tiene el sector energético para alcanzar las metas que tenemos por delante. Ahora es el momento correcto para plantear la importancia de las redes de distribución y transmisión eléctricas como habilitantes para alcanzar el objetivo de un Chile carbono neutral a 2050.

Sabemos que buena parte de las medidas que serán necesarias para reducir emisiones se basan en una mayor electrificación de los consumos, a medida que la generación eléctrica vea incrementada su participación renovable. Pero el reemplazo de las centrales a carbón va a requerir expansiones importantes de redes de transmisión, así como la incorporación de mayor almacenamiento. También en distribución, considerando la creciente instalación de generación PMGD y netbilling, que pueden complementar eficientemente esta transición hacia las energías renovables.

No hay que olvidar que el consumo de combustibles por transporte y calefacción representa casi un 30% de las emisiones en Chile. Aquí el desafío para las redes de distribución es mayor. Según un estudio de la Agencia de Sostenibilidad Energética, se estima que a 2040 se realizarán al menos 292 millones de episodios de carga de vehículos eléctricos al año. Adicionalmente, este proceso de electrificación en transporte y climatización, puede llevar a incrementos en demandas máximas por más del 50% en invierno si no se incluye una gestión inteligente de los consumos.

Sabemos que aun con medidas en eficiencia energética, nuestro consumo eléctrico per cápita aumente significativamente a medida que nos acerquemos a niveles de ingresos cercanos al promedio OCDE. La mayor dependencia de la electricidad debe hacernos poner el acento en cómo diseñamos un sistema en transmisión y distribución que pueda adaptarse al cambio climático y tenga consideraciones de resiliencia en planificación y operación.

Para todo lo anterior es clave cómo avanzamos en calidad de suministro eléctrico. Difícilmente podremos lograr un cambio cultural en los consumidores hacia la electrificación si no mejoramos la calidad de servicio. Es fundamental que hagamos las mejoras regulatorias en distribución de manera de disponer de una legislación que fomente la calidad de servicio y permita el desarrollo de las importantes inversiones necesarias en la red para un futuro carbono neutral.