Los primeros esfuerzos por explotar energía geotérmica en el norte de Chile se remontan a comienzos del siglo XX, cuando miembros de la comunidad italiana en Antofagasta crearon una compañía privada llamada Comunidad Preliminar de El Tatio. Fue el primer proyecto de exploración geotérmica en el país: entre 1921 y 1922 fueron excavados dos pozos de 70 y 80 metros de profundidad en la zona. Pero no sería sino hasta la década de los 70 que los esfuerzos por desarrollar proyectos de explotación se retomarían.
Las cifras sobre el potencial geotérmico que se manejan hoy en Chile son alentadoras. En 2010, cálculos de la Comisión Nacional de Energía hablaban de 3.350 MW. Pero una reciente investigación, realizada por Alfredo Lahsen (Universidad de Chile) y su equipo de la Facultad de Geología, confirma datos que se vienen manejando desde hace algunos años: Chile contaría con un potencial de hasta 16.000 MW, lo que representa el 91% de la actual capacidad instalada en el país.
Como una de las nuevas secretarías regionales ministeriales de energía, comenzar con el diálogo hacia las comunidades es fundamental para que los proyectos geotérmicos se desarrollen de manera armónica con la sociedad y medioambiente.
Hoy tenemos (en la región de Arica y Parinacota) tres proyectos de geotermia en etapa de exploración, ubicados en la comuna de Camarones: Exploración Licancura 1, Polloquere y Licancura 3. En estas iniciativas ya se realizaron las etapas de geología, geoquímica y geofísica, y sin duda, se trata de una diversificación en la generación de Energía Renovable No Convencional (ERNC), la cual solo consideraba proyectos fotovoltaicos.
Actualmente en la región solo el 8% de la generación eléctrica corresponde a ERNC, pero se espera que de los 11 proyectos con RCA aprobados, 888 MW generen a mediano plazo, sin considerar las solicitudes de RCA que se encuentran en proceso de tramitación (que superarían una inversión de US$800 millones).
Por nuestra ubicación geográfica privilegiada, al tener como fronteras a Perú y Bolivia, las proyecciones se amplían y no es lejano pronosticar una conectividad internacional para la transferencia de energía, especialmente de ERNC como la geotermia