“La clave está en el yacimiento” reza la explicación usual en el mundo minero del éxito de una faena. Ciertamente, ello es cierto. Pero dado un yacimiento, y que este se desarrolla y opera adecuadamente, cabe preguntarse: ¿cuál es la siguiente clave en la mina del futuro? La respuesta, a mi parecer, es la energía que la suministra. Esto debido a las razones que expongo a continuación.
Existen tres variables básicas que se deben considerar en el suministro energético: su seguridad, su costo y su sustentabilidad. En relación con la seguridad, nuestro país ha presentado desafíos relevantes en los últimos 10 años. Es así como, producto del corte de gas argentino y las sequías durante este periodo, hemos estado varias veces al borde de restricciones de suministro. Hasta el momento estas situaciones las hemos sorteado adecuadamente, aunque a costos muy altos. Para el futuro enfrentamos nuevos desafíos. La dificultad de aprobar proyectos de energía de base (hidroeléctrica, carbón o gas) hace que en los próximos años nuevamente debamos vivir en un situación de riesgo en el suministro eléctrico. Es esperable que esta situación se resuelva pronto, pues un país no puede desarrollarse estando continuamente sin su suministro energético asegurado.
Hoy en día, el costo energético en la minería varía entre un 12 a un 25% de sus costos totales. Si consideramos que nuestro país no tiene recursos energéticos de base de bajo costo y que la intensidad energética de nuestros productos aumentará, debido a peores leyes de mineral, mayores durezas del mismo, aumento de profundidad de extracción, y los crecientes requerimientos por el uso de agua de mar en la minería; sin duda este costo será determinante en los proyectos mineros que puedan desarrollarse a futuro.
Dado el aumento esperado de la intensidad energética, los programas de eficiencia energética que se puedan implementar en las actuales operaciones, pero sobre todo la incorporación de esta variable en el diseño de los nuevos proyectos, serán fundamentales.
Desde el punto de vista de la sustentabilidad, en la búsqueda por reducir el costo energético y también reducir la intensidad de las emisiones de gases de efecto invernadero, la minería debe beneficiarse de las dos revoluciones energéticas en curso: el desarrollo tecnológico solar y la explotación del gas de esquisto. La tecnología solar ha tenido un desarrollo exponencial, la cual la hace muy conveniente de aplicar en las operaciones mineras, ya sea como suministro de calor o como de electricidad. Asimismo, la explotación del gas de esquisto, que se ha iniciado en Estados Unidos pero que se extenderá en un futuro cercano a todo el orbe, es también una oportunidad de la cual la minería no puede dejar de beneficiarse.
Vienen nuevos desafíos desde el punto de vista energético para la minería: seguridad y costo del suministro, eficiencia energética, incorporación de nuevas fuentes y nuevas tecnologías, etc; por lo que se espera que para el desarrollo de la mina del futuro, clave será la energía.